1: Tú no decides nada. Los pactos ya están hechos, arreglados y cantados de antemano, tanto en el Gobierno regional como en el Cabildo y en la mayoría de los ayuntamientos conejeros. Ningún candidato te lo reconocerá. No existen firmas (la firma de un político vale menos que nada, como es triste fama), ni hay nada por escrito, pero el acuerdo tácito existe. No te prestes a hacer y ejercer de tonto útil, regalándoles un voto a los partidos para que éstos mercadeen con él de forma totalmente ajena a tu voluntad.
2: Se mantienen las listas cerradas, confeccionadas por la dirección de los partidos (ni siquiera por sus bases). Las listas abiertas que tú les exiges le restaría capacidad de maniobra a la partitocracia, esta burla grotesca que lleva lustros disfrazada de democracia, aplaudida sólo por los que se benefician de ella y los tontos útiles de los que hablábamos antes.
3: Ya no estás solo en tu firme decisión abstencionista. Cada vez son/somos más. Y surgen esperanzadores movimientos sociales reclamando una “democracia real” y llenando todas las ciudades españolas de pancartas con el lema “No les votes a ninguno”. ¿Viste las caras que se les quedó a los líderes del PP$OE ese mismo domingo, cuando vieron que la marea crítica con su montaje va creciendo por todo el país? Ya tienen el miedo en el cuerpo y no saben ni pueden disimularlo. Ya lo reconoce hasta el oficialista y progubernamental diario El País en su editorial de este martes de pasión electoral: “Sustituir el debate político por la publicidad, convalidar la corrupción cuando es propia y denunciarla cuando es ajena, hacer de la invocación al interés ciudadano una simple coartada para legitimar las ambiciones de una facción, convertir la lucha por el poder en un fin en sí mismo, ajeno a cualquier proyecto, son errores que van minando el sistema democrático”. Aunque un poco tarde y con sol, como dicen los viejos en el campo, hasta la prensa más sectaria y partidista va viendo lo que cada día es más evidente para más gente.
4: Los abstencionistas conscientes, convictos y confesos creemos que el voto en blanco es respetable. Tanto como el voto nulo (consistente en meter en el sobre rodajas de chorizo, por ejemplo, como queriendo decir), pero se presta al engaño: puede significar aceptación del (mal) uso del sistema que hacen todas las fuerzas políticas, y también suele ser engañoso, pues de la misma manera que existe un voto oculto a siglas como el PIL o el PSOE (hay mucha gente a la que le avergüenza reconocer que votarán por partidos tan desprestigiados, sobre todo en Lanzarote), muchas personas que aseguran que votarán en blanco acabarán introduciendo en los sobres el nombre de alguno de esos dos partidos. De ahí que el abstencionismo sea más sincero, pues no engaña a nadie en tanto que les dice a todos los candidatos lo mismo: “No te creo, no te voto”… incluso a riesgo de las represalias que pueda tomar el político una vez asuma el poder contra el abstencionista de una población en donde todos se conocen.
5: En una democracia real eres tú, y no el político, el que da los consejos. Él es tu empleado, y no al revés como parecen creer todos los cargos (y cargas) públicos. ¿Por qué se toman entonces todos los candidatos la libertad de decirte lo que debes hacer o no? ¿Qué autoridad tiene el político para sugerirte que vayas a votar? Ninguna, aunque él crea tenerla toda, y de ahí que se permita el lujo de hablarte con ese paternalismo y ese aire de superioridad que seguirá teniendo mientras sigas votando y apoyando sus formas y maneras de hacer (cada vez que votas convalidas sus usos y abusos).
6: Prácticamente todas las fuerzas políticas llevan a imputados por corrupción en sus filas. Algunos partidos, como el PSOE, incluso horas después de aprobar la prohibición de permitir el acceso electoral a esos imputados, hacían públicas sus listas con muchos de ellos en liza. Otro insulto a la memoria y a la inteligencia de sus propios votantes, si los hubiera o hubiese a estas alturas del “zapaterazo”.
7: No permitas que te den lecciones de ética democrática precisamente los que se están cargando el sistema democrático por dentro. Los antisistema son ellos, no tú. Y ríete, o compadécete, cuando leas, escuches o veas al periodista de turno que habla del “peligro de la abstención”, ignorando que el peligro no lo ponen los que no votan sino los que salen elegidos y hacen –o dejan de hacer- lo que ya todos sabemos.
8: Políticos y (muchos) medios de comunicación te han vuelto a ningunear durante toda la campaña electoral, retroalimentándose ellos solitos en el mismo negocio de la infrademocracia. ¿Has visto a tus vecinos participando en los falsos debates o en las entrevistas pactadas y pagadas con los candidatos? No han sido ni invitados. No cuentan. Molestan. Con el celo electoral, que les ciega a ambos, se les caen las caretas del disimulo al político y al periodista poco escrupuloso. Devuélveles ahora su desprecio hacia ti pagándoles con la misma moneda, pero sin rencores. Donde las dan las toman. Plántate. Plántalos.
9: Este domingo, 22 de mayo, tu UD Lanzarote se juega su posible regreso a la Segunda División B del fútbol español, frente a un histórico primerdivisionario como el Burgos. Para que no te acusen de que prefieres la playa a ir a votar (¿acaso en Lanzarote no se puede votar e ir a todas las playas de la isla?, vete a la Ciudad Deportiva y deja en fuera de juego a los que juegan sucio todo el rato con tu dinero: siendo tú el dueño de la empresa, ellos, los que están teóricamente a tu servicio, se imponen y se suben los sueldos a tus espaldas.
10: Ahora te suben la factura del agua. Su incompetencia manifiesta, sus corruptelas sin cuento (¿recuerdas la cantidad de campañas electorales a la americana que se han pagado con el dinero sacado de las sucias tuberías de Inalsa?), las pagas tú. Así que si eres capaz de votarlos y seguir mirándote en el espejo sin sentir vergüenza propia, felicidades: ya eres uno de ellos. Con tu pan te lo comas. Vota y vomita. (miguelangeldeleon@gmail.com)
Miguel Ángel de León