Fernando Marcet Manrique
Dicen que todos perdemos 21 gramos de peso en el momento exacto de nuestra muerte. No sé cuantos perderá Cándido Reguera el próximo lunes en su particular suicidio político.
21 delitos, 13 de Ubaldo Becerra y 8 de José Miguel Rodríguez, le encumbrarán a una alcaldía que seguramente se merece y que probablemente asumirá con mayor acierto del que ha mostrado Enrique Pérez en estos dos años y medio largos. Una alcaldía, sin embargo, que se torna indecente e ilegítima a poco que se eche un vistazo a quienes le suben a la poltrona y le acompañan en el viaje.
El lunes 21 de Diciembre, solsticio de invierno, el día de la noche más larga, se consumará otro episodio negro de la historia política insular. Y Cándido Reguera será el principal protagonista, el máximo responsable. En el futuro pocos le recordarán por sus logros como diputado o por cualesquiera otras cuestiones. Dentro de treinta o cuarenta años, nuestros hijos o nietos, si mencionan su nombre, sólo será para recordar a aquel alcalde del PP al que no le importó ser apoyado por delincuentes confesos con tal de asumir el bastón de mando. El que pactó con dos bandas, PIL y PNL, cuando para todo el mundo era público y notorio el alto grado de corruptibilidad de ambas formaciones.
Y eso que pocos se alegran más que yo de que este nefasto mandato socialista llegue a su fin. El Ayuntamiento de Arrecife no ha hecho sino ir de mal en peor desde que empezó la presente legislatura. Cosa que no resulta rara, si se analiza el perfil de los concejales que han llevado las riendas del Consistorio durante todo este tiempo. Si la mayoría de los del PIL eran malos, analfabetos e ineptos, además de ladrones en más de un caso, pocos de los socialistas superarían un dos o tres sobre diez si pusiéramos nota a su labor al frente de sus respectivas áreas. José Montelongo y Víctor Sanginés, por citar dos excepciones, son lo poco que apenas se salva de un equipo de gobierno que perdió gran parte de lo bueno que tenía (y que llevó a mucha gente a votarles) cuando los jóvenes y fogosos decidieron irse con la música a otra parte, visto el panorama.
Sin embargo, lo mismo que ocurriera con la moción de censura que aupó a Pedro Sanginés como presidente cabilidicio, todo lo malo que hayan hecho los socialistas durante su mandato pasa necesariamente a un segundo plano, cuando quien sustituye lo habido llega de esta manera tan deshonesta y mezquina.
Cándido Reguera va a ser alcalde con un partido cuya máxima figura, según se desprende del sumario por fin desvelado en parte, manejaba a su antojo no sólo los entresijos más insospechados de su propia formación, sino importantísimas operaciones para el devenir de la ciudad. No exageraba cuando en un pasado artículo afirmaba que Dimas, inhabilitado, había hecho más política desde su celda que Enrique Pérez y Manuela Armas juntos desde sus posiciones de responsabilidad. Eso sí, la política a la que nos tiene acostumbrados. La política de las comisiones y de los concursos a dedo.
Ya no especulamos cuando decimos que Dimas es el PIL y que nada en su partido se mueve sin su consentimiento. Más claro, pactar con el PIL es pactar con Dimas. Luego pactar con el PIL es pactar con un corrupto irredento, un delincuente patológico incapaz de velar por más interés que el propio.
Y no vale la manida excusa de que el PSOE pactó con el PIL durante todo este tiempo. Quienes sostienen este argumento saben que no vale. Porque ha sido la Operación Unión la que ha acabado con las sospechas y con las especulaciones. Ha sido la apertura del sumario lo que ha mandado a tomar por saco las presunciones. El PSOE tenía la excusa de que no sabía. Podía sospecharse, podía imaginarse, como todos sospechábamos e imaginábamos, pero no sabían. Y además puede presumir, al menos en esto, de que se desmarcó en cuanto supo. Pero el mensaje que transmite Cándido Reguera ahora, alto y claro, es que da igual. Que no importa si Dimas maneja el PIL como quiere, que no importa si cada uno de los concejales y consejeros del PIL son tentáculos dirigidos hasta el menor detalle por una sóla cabeza pensante y corrupta. Que no importa ganar una alcaldía con el apoyo de dos personajes que suman 21 presuntos delitos entre los dos, de los cuales han confesado ya unos cuantos.
Y no da igual, señor Reguera. Hasta Pedro Sanginés tenía el beneficio de la duda, gracias al secreto de sumario. Pero usted no. Usted sabe a ciencia cierta lo que hay. Todo el que quiera saber, sabe lo que hay. Y aunque es cierto, esa es su baza, que una inmensa mayoría de la población no sabe ni quiere saber, porque está acostumbrada a ignorar todo lo que tiene que ver con el nauseabundo mundo de la política conejera, tenga en cuenta que la labor pedagógica se ha puesto más fácil que nunca, gracias a las nuevas tecnologías. Ahí estaremos unos cuantos, recordando a la gente que Cándido Reguera un día fue alcalde pasándose por el forro el más elemental sentido de la ética y el decoro. El 21/12, solsticio de invierno, el día de la noche más larga, usted y los 21 delitos que le harán alcalde tienen una cita con la historia, y no precisamente para bien.
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