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La historia de Alternativa Ciudadana es la historia de lo que pudo ser y no fue. Lo que pudo ser una alternativa seria a los partidos tradicionales, lo que pudo aprovechar un momento y una efervescencia social que demandaba, más que en ningún otro momento de la historia lanzaroteña, cambios políticos serios en la forma de hacer y proceder, quedó en nada. Menos que nada. Hoy, ni siquiera ante hechos tan sangrantes como los recientemente acontecidos en torno a la Operación Unión, la ciudadanía de Lanzarote ha sido capaz de mostrar un mínimo de orgullo, un mínimo de sangre, un mínimo de carácter reivindicativo ante lo que ha venido sucediendo delante de sus propias narices. Y aunque parezca mentira, esa pasividad actual es en gran parte fruto de la gran desilusión colectiva que supuso Alternativa Ciudadana. Alternativa Ciudadana, sin quererlo, desactivó la posibilidad de cambio.
Razones de que las cosas sucedieran así hay muchas. Una amalgama como aquella, que integraba a ecologistas, sindicalistas, guerrilleros del asociacionismo, independentistas, no independentistas, etc…, requería un pegamento muy sólido para que no se resquebrajara a las primeras de cambio. Incluso hay quienes piensan que la misma constitución de Alternativa Ciudadana en cuanto partido político fue un gran error (no digamos ya el asalto que acometieron al que hasta entonces representaba el movimiento ciudadano más prestigioso de la isla, la asociación ecologista El Guincho). Alternativa Ciudadana quiso erigirse en portavoz único de la ciudadanía, y para ello no dudó en intentar integrar en su seno todos los movimientos sociales existentes. Al final lo único que consiguió fue desarticularlos.
Así y todo, la cosa hubiera resultado medianamente bien si justo antes de las últimas elecciones locales no hubieran protagonizado aquella esperpéntica escisión que acabó con Pedro Hernández montando un partido alternativo a la alternativa.
Nosotros no creemos que intentar construir un proyecto político, tratando de integrar todos los movimientos sociales que había en aquel entonces, fuera un error necesariamente. Lo que creemos es que quienes se erigieron en cabecillas del proceso no estuvieron a la altura. No supieron digerir el éxito cosechado en el 2003 y no supieron quitarse de en medio en el 2007. Un partido, si realmente quiere erigirse en representante amplio de un colectivo numeroso de ciudadanos, no puede actuar como Alternativa lo hizo, como sus dirigentes lo hicieron. Además, muchas veces se movieron por derroteros excesivamente populistas buscando, a la manera del PIL, ganarse a quienes a la hora de votar se conforman con alguien que repita muchas veces expresiones como «Lanzarote» y «lo nuestro».
En cualquier caso, todo esto son valoraciones muy subjetivas que no tienen por qué ser compartidas por nadie más. Cada cual sabrá qué es lo que esperaba de Alternativa Ciudadana y qué es lo que obtuvo.
Con todo lo dicho hasta ahora, y a pesar de los pesares, Alternativa Ciudadana es un partido que el poco poder que ha tocado lo ha manejado, desde nuestro punto de vista, con cierta responsabilidad. Un partido que tanto en el Cabildo como en Arrecife muchas veces ha denunciado e intentado paralizar presuntos chanchullos (a la hora de presentar propuestas viables y concretas tienen más problemas). Tal vez esto sea mucho más de lo que se pueda decir del resto de formaciones. Otra cosa es qué habría pasado si Andrés Barreto hubiera llegado a presidente del Cabildo o si Alternativa hubiera copado mayorías absolutas. Que a uno le preocupe imaginárselo es síntoma de que algo falla, definitivamente, en ese partido político.
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Enlaces a Alternativa Ciudadana
WEB OFICIALhttp://www.alternativaciudadana.org
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– Nadie podrá acusarles de corrupción
– Su labor inquisitiva en las instituciones
– La imaginación de sus campañas
– Pedro Hernández antes y Andrés Barreto luego
– El populismo gratuito
– Se cargaron los movimientos ciudadanos del 2003
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