Contaba 4.576 amigos en Facebook, obtenidos en apenas los 5 meses que transcurrieron desde que había abierto su cuenta en la afamada red social.
Madrugadas atrás escribió en su muro: “Va a ser verdad que las malas noticias nunca vienen solas”.
Pasaron otras cinco lunas y sólo una de esas 4.576 personas le escribió un correo interno preguntándole qué había pasado.
A cualquier cosa llamamos hoy amistad. Te la regalo.
[Para ella, que derrochó amistad verdadera a manos llenas y apenas la encontró de vuelta, convencida de que darse a los demás no significa esperar o recibir nada de ellos. Allá donde se halle ahora].