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Era nuestra intención, cuando empezamos, variar cada día el contenido de las viñetas, de modo que un mismo personaje no apareciera dos veces seguidas. Pero Dimas nos ha hecho imposible cumplir con nuestro propósito al mandar a los medios una de sus portentosas cartas, tan habituales desde que el buen amanuense le asesora y complementa con su privilegiada pluma.
Entrando en el ajo, la última carta dictada por Dimas al buen amanuense cumple con todos los requisitos necesarios para convencer a todos aquellos que siempre han visto en ese espejo de los polícos de Lanzarote (Manuel Cabrera dixit), la luz que más brilla y un luchador infatigable injustamente perseguido por sus adversarios. Pero a estas alturas, resulta dudoso que las viejas mañas del Don alcancen a engañar siquiera al más fanático de sus votantes. Empieza la carta recurriendo a la tan típica y dimista postura yo no sé nada, utilizada incluso cuando sentencias judiciales firmes demostraron su culpabilidad:
«Mientras los imputados ignoran el contenido del sumario, que está bajo secreto, y desconociendo incluso en mi caso, las imputaciones concretas que se me atribuyen, sorprende que ciertos medios de comunicación tengan supuestamente, informaciones procedentes del mismo.»
Lo dicho. Él no sabe nada. Sólo le faltó repetir, esta vez en primera persona, aquello de para mi gusto que estoy secuestrado. Supongo que inútil sería contestarle que las acusaciones quedaron claras desde el primer día cuando la nota de prensa publicada por la Guardia Civil expresaba lo siguiente:
«La Guardia Civil, en el marco de la operación UNIÓN, ha detenido durante la mañana de hoy en las islas de Lanzarote y Gran Canaria a un total de nueve personas por diversos delitos relacionados con la corrupción y el urbanismo.»
Pues no, conforme Dimas continúa argumentando en el punto segundo de su carta, lo suyo no tiene nada que ver con delitos urbanísticos ni corrupción:
«Jamás he formado parte de trama urbanística alguna, y mucho menos para el cobro de comisiones, a pesar del empeño de algunos círculos próximos a la investigación y de ciertos medios de comunicación, acólitos de Carlos Espino, de imputarme tal hecho.»
Ni medios de comunicación, ni acólitos de Carlos Espino, Don Dimas. Fueron las mismas Fuerzas de Seguridad del Estado las que lo dejaron bien clarito desde el principio:
«A los detenidos se les imputan, entre otros, varios delitos de cohecho, prevaricación administrativa, prevaricación urbanística, tráfico de influencias, negociaciones y actividades prohibidas a funcionarios públicos, exacciones ilegales y contra la ordenación del territorio.»
Cabe destacar que la mencionada nota de prensa se refería, exclusivamente, a los nueve detenidos en primer instancia. Posteriormente cayeron muchos más, y sí es cierto que sobre alguno de estos últimos se desconoce su situación exacta. Pero no es el caso de Dimas, acusado incluso de ser el cabecilla de toda la presunta trama. Pienso que ya es suficiente. El resto de la esperpéntica carta la tienen ustedes en este enlace brindado por Diario de Lanzarote. Victimismo, acusaciones a los demás para escurrir el bulto y patológica negación de la realidad. Un poco lo de siempre. Desde aquí no puedo sino confiar, esperanzado, en que tanto Dimas como su buen amanuense no sean más que personajes del pasado que se niegan a abandonar una época que ya no les corresponde.
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