[slider title=»Desplegar previo empresarios de Lanzarote»]Es imposible entender la realidad de Lanzarote sin conocer, aunque sea por encima, a sus principales empresarios. Desde luego, cada una de las decenas de miles de habitantes que ha tenido y tiene la isla ha jugado su papel y ha contribuído a que el espacio común que hoy nos alberga sea el que es. Pero sólo unos pocos, apenas un puñado de individuos, han asumido un rol protagonista y fundamental. Con su iniciativa y poder económico fueron capaces de construir grandes obras y de crear muchos puestos de trabajo, pero también manipularon medios de comunicación y jugaron a la política en su beneficio; Impulsaron el desarrollo y fomentaron la llegada de adelantos y lujos impensables antes, pero también esquilmaron territorio y nos condujeron a la insostenibilidad en muy diversos ámbitos.
No es la intención de lanzarotelandia colocar a estos personajes únicos en la picota ni denigrarlos gratuitamente. Como tampoco es ensalzarlos o regalarles piropos. Simplemente describiremos sus empresas y algunos de sus principales negocios. Consideramos fundamental que un buen número de lanzaroteños conozca a quienes están detrás de muchas de las grandes decisiones que se toman en la isla, sus vínculos políticos y también los mediáticos. Porque sólo así comprenderemos esas decisiones y las contextualizaremos. Porque sólo así podremos actuar o dejar hacer, criticar o aplaudir, votar o abstenernos, con pleno conocimiento de causa. Sabremos que cuando determinado político dice «porque es beneficioso para Lanzarote» en realidad está queriendo decir «porque es beneficioso para fulanito… y tal vez también lo sea para Lanzarote». Con un poco de suerte llegará un momento en que un gran número de personas seremos capaces de traducir ese tipo de discurso sin dificultades, y entonces la demagogia política, al saberse absurda, no tendrá razón de ser.
Por supuesto, nadie puede garantizar que nuestra información sea verídica y bienintencionada. Tal vez nosotros también seamos uno más de esos medios manipulados que va a tratar con distintas varas de medir a unos u otros, según nos convenga. En ese sentido lo único que podemos hacer es ofrecer nuestro trabajo y someterlo a su juicio crítico. Vean, contrasten la información con sus propias fuentes y luego decidan.
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El presidente de la Cámara de Comercio es el más conocido de una familia cuya relevancia es imposible entender analizando cada uno de sus miembros por separado. De hecho, cualquiera que eche un vistazo a las empresas con las que está relacionado Eduardo Spínola se llevará una sorpresa. Únicamente es socio de dos: Mayorista Canarias S.L. y Tiendas Especializadas de Canarias S.L.
Una nadería si lo comparamos con el enorme listado de Juan Francisco Rosa, y poco revelador respecto al poder real de los Spínola en Lanzarote.
Lo que sí conviene dejar claro es que, frente a estrategias como las seguidas por el ya analizado Juan Francisco Rosa u otros, los Spínola han seguido una política bastante más comedida y discreta. No han intentado urbanizar enormes zonas costeras, ni construir campos de golf, ni puertos deportivos… su actividad más bien se ha ceñido al comercio de ámbito local, no tanto de cara al turismo. Gasolineras, estaciones de servicio, multicines, aparcamientos, librerías, locales comerciales, centros comerciales… servicios todos ellos útiles y necesarios que quienes residimos permanentemente en la isla habremos utilizado muchas veces. Lo cual no quita que, como ocurre con la mayoría de grandes empresarios de la isla, quien más y quien menos no sospeche que a ellos, por ser quienes son y por estar tan bien relacionados, se les ha permitido más de lo que se permitiría a cualquiera.
Sus actuaciones más polémicas se corresponden con dos hechos puntuales. La construcción del edificio de aparcamientos que hay en la trasera de la calle Real y la apertura del centro comercial Argana Centro.
Los aparcamientos
En cuanto al edificio de aparcamientos, seguramente su actividad más lucrativa a día de hoy, al parecer se le permitió levantar más plantas de las que el ordenamiento municipal permitía, lo cual se subsanó modificando dicho ordenamiento. Como en tantas otras ocasiones, una decisión política favoreció determinados intereses de empresarios influyentes.
Cabe señalar que cuando se empezó a construir aquel edificio, toda aquella zona (calles José Antonio, Fajardo y aledaños) contaba con bastantes aparcamientos gratuitos. Sin embargo, y con buen criterio desde nuestro punto de vista, fue precisamente entonces cuando el Consistorio capitalino sacrificó aparcamientos para ampliar aceras y hacer de aquel espacio un entorno mucho más habitable. Lo que no nos parece tan elogiable es que una actuación buena y necesaria como aquella favoreciera tanto la iniciativa privada emprendida por los Spínola con los aparcamientos. Si se sabía que iban a desaparecer los estacionamientos del espacio más fundamental para el papeleo y gestiones de todo tipo en Lanzarote, ¿no habría sido más lógico que el edificio de aparcamientos imprescindible se erigiera teniendo en cuenta las necesidades de los vecinos, de forma que estos no quedasen a expensas de los precios y servicio que el inversor privado desee ofrecer en un momento dado? ¿En una isla con tan pésimo transporte público, no debería considerarse un edificio de aparcamientos algo de bien general, especialmente cuando se acometen obras de peatonalización y eliminación de estacionamientos? Una fórmula mixta público-privada, con precios populares para residentes y trabajadores, habría sido seguramente lo más beneficiosa para todos.
Argana Centro
El otro tema controvertido, convenientemente aireado por los enemigos íntimos de los Spínola (Grupo Lancelot fundamentalmente), tuvo que ver con la apertura del Argana Centro como centro comercial. Desde nuestro punto de vista se trata de un asunto bastante menor, que si algunos periodistas sacaron de madre fue porque aquellos para los que trabajaban temían que aquel nuevo centro comercial les resultara perjudicial.
En realidad, si comparamos estos dos presuntos pelotazos con las burradas cometidas por otros (hoteles a pie de playa infrigiendo normativas urbanísticas, macro urbanizaciones ilegales, etc…), estamos hablando de bastante poca cosa. Al fin y al cabo los aparcamientos eran algo necesario que alguien tenía que hacer y el centro comercial tampoco supuso perjuicio para nadie más que para aquellos con quienes competía. ¿Que hubo políticos que miraron para otro lado y otros que les echaron una manita en un momento dado? Pues sí, seguramente, pero al menos no se destruyó territorio ni se buscó la mera especulación inmobiliaria. No es justificar, es ser proporcionado en las recriminaciones. (Ver artículos de La Voz y Lancelot más abajo para saber lo que dichos medios echaban en cara a los Spínola)
Sus medios de comunicación
Como hiciéramos con Juan Francisco Rosa, el principal pero que hemos de poner a Eduardo Spínola (que en este artículo valoramos como representante de la familia completa), fue su incursión por el terreno de los medios de comunicación. Y no nos repitiremos, porque las razones de esta recriminación son exactamente las mismas que esgrimíamos con el empresario sureño. Es verdad que Canal 6, luego Localia, guardó algo más las formas que Lancelot, pero ningún empresario no periodista del mundo monta un medio de comunicación, perdiendo dinero con ello (y en Lanzarote casi todos pierden dinero con ello), para que dicho medio le perjudique con sus informaciones, sino más bien todo lo contrario.
Vínculos políticos
Siguiendo el mismo método deductivo que empleamos con Juan Francisco Rosa, y teniendo en cuenta que mientras existió Localia, si este medio tiró para algún lado fue para el de los socialistas, habremos de convenir que los vínculos políticos de Spínola deben ir por ahí. Aunque en nuestra opinión en este caso las cosas no son tan sencillas. El episodio de los aparcamientos y la subsiguiente peatonalización tuvo lugar con Isabel Déniz como alcaldesa casi todo el tiempo. Nuestra impresión es que los Spínola no están metidos en tantos fregados como para necesitar vinculaciones políticas sólidas y permanentes, como ocurre con otros empresarios.
Escasa generosidad
Otro pero importante que poner a la familia Spínola es su escasa o casi nula aportación al mundo de la cultura u otras obras o actos de carácter benéfico. A pesar del patrimonio que se les presupone, la marca Spínola no se caracteriza, ni mucho menos, por la generosidad de sus gestos hacia una sociedad que todo los días aparca coches en sus aparcamientos, reposta gasolina en sus gasolineras y va al cine a sus salas.
En definitiva, que hablamos de un grupo poderoso e influyente, sin duda, pero también bastante discreto y que procura contener ambiciones desmedidas manteniendo los pies siempre dentro del tiesto. Se han enriquecido vendiendo y ofreciendo servicios a los lanzaroteños, pero esta es una relación mutuamente consentida de la que ambas partes han obtenido beneficio. Los Spínola, sin ser el colmo de la generosidad, nunca se han mostrado especialmente dañinos o perjudiciales para la sociedad que les acoje. Esto es bastante más de lo que se puede decir de otros empresarios y un buen motivo, por lo menos, para guardarles un respeto.
Defensa de los Spínola
Ofrecen servicios útiles y necesarios para los residentes
Ambición contenida, sin aventuras urbanísticas
Poco dados a actos benéficos
Sus incursiones mediáticas
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