La cosa prometía. Primera línea de playa, materiales de primera calidad, acabados de lujo…, iba a ser el retiro dorado de algunos y la vivienda largamente soñada de otros tras largos lustros de trabajo. Pero los futuros propietarios se toparon con la incompetencia, sobre todo la incompetencia, de unos promotores a los que desde el principio la obra les vino muy grande.
Durante demasiado tiempo fue una mole gris a la entrada de Arrecife. Un amasijo de cemento que avanzaba a velocidad pasmosamente lenta, ofreciendo una pésima bienvenida a quienes entraban a la ciudad. Cuando estaba de esa guisa, en el año 2005, Alternativa Ciudadana denunció públicamente que el mencionado edificio estaba acaparando toda la edificabilidad de la zona. Dicha denuncia no fue a mayores, pero los problemas para la obra y quienes dependían de ella (promotores, trabajadores y compradores) no habían hecho sino empezar.
Al parecer, la desesperante lentitud en la construcción se debía a desavenencias entre la promotora y distintas subcontratas, que acabaron por demandarse mutuamente. Los trabajadores estuvieron varios meses sin recibir salario alguno, y alguno de los propietarios llegó a manifestarse en frente del edificio durante una temporada, exigiendo el cumplimiento de lo acordado cuando los promotores obligaron a desembolsar cerca de 75.000 euros en concepto de adelanto.
Pero el episodio más negro ocurrió hace tan sólo unos meses, en noviembre del 2009, cuando dos operarios cayeron de una grúa mientras limpiaban la fachada del edificio en la cara que da a la autovía que se prolonga en la calle José Antonio. Ambos trabajadores fallecieron.
Llama la atención que estas cosas sucedan en una isla donde la principal industria, después del turismo, es la construcción. A estas alturas podría cualquiera imaginarse que en Lanzarote deberían existir empresas con suficiente experiencia en el sector como para acometer con solvencia una obra de este tipo. De modo que nos propusimos averiguar quienes están detrás de semejante chapuza, más que nada para poner sobre aviso a todo aquel que en el futuro pretenda comprar una vivienda o hacer negocios con semejante panda.
Las dos principales constructoras son Construcciones Marlape S.L. y Construcciones y Saneamientos Piunca S.L, ambas propiedad de la misma familia. Jose Prado Gay, Manuela Rodríguez Rodríguez (fallecida en junio del año pasado) y Manuela Rodríguez García. Al parecer se trata de una familia gallega que prosperó cuando Jose Prado Gay estuvo trabajando junto a Josep LLuis Núñez, expresidente del F.C. Barcelona. Después de eso, volvieron a Galicia y residieron en A Piunca, de donde viene el nombre de una de las constructoras. Marlape es una empresa afincada en Puerto del Rosario (Fuerteventura), y ya en el 2001 encontramos algún problemilla que tuvieron con trabajadores de allí. No obstante, en su historial no encontramos nada parecido a la tremenda chapuza acometida con el «edificio de lujo» que supuestamente todavía pretende ser.
La próxima fecha de entrega que han puesto a los compradores se corresponde con el próximo mes de abril. O sea, el mes que viene. Ni que decir tiene que, después de ver cómo los plazos han ido posponiéndose vez tras vez, ser escépticos es lo más natural. Estaremos atentos y, si se da el caso, asistiremos a la puesta de largo del edificio como si realmente fuera lo que por lo que costó acabarlo pareciera: una construcción faraónica.