Ignoramos si los licenciados en medicina españoles no dan la talla o es que no se graduan en suficiente cantidad, pero es un hecho que el principal hospital de nuestra isla está repleto de profesionales extranjeros.
Nada tendríamos contra ello, pues no se encuentra el sistemático rechazo hacia el foráneo entre nuestros criterios editoriales, si no fuera porque la barrera del idioma dificulta muchas veces que los pacientes sean atendidos con la conveniente solvencia.
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Rusos que apenas chaporrean en castellano, sudamericanos que hablan atropelladamente en su particular jerga… no son factores que ayuden a optimizar el ya de por sí deficiente sistema sanitario insular.
Pero hay cosas que sobrepasan todos los límetes, como lo que nos comentaba una afectada, L.F., todavía indignada por el suceso. Al parecer tuvo que acudir a urgencias cierto día, y al llegar al Hospital General de Arrecife el médico que la atendío empezó a hablarla en inglés. Ella inmediatamente le exigió que la llevara ante un médico que hablara su idioma, y tras no pocas vueltas y un buen rato de espera consiguió ser atendida en su propia lengua. Inaudito, pero real como la vida misma, y nosotros no podemos hacer otra cosa sino denunciarlo en nuestra web, por si altavoces más poderosos propagan la noticia y alguien toma cartas en el asunto. No se trata, insistimos, de vetar a los extranjeros, sino de exigirles un mínimo, como es que demuestren poder atender a los pacientes en su propio idioma para que estos al menos puedan entender las recetas y prescripciones con claridad y sin dudas.