El humor y los pactos

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Es a risa como hay que tomarlo no vaya a ser que se te atragante esto de que te tomen por bobo. No he visto todavía a un solo partido que plantee el tema de los pactos mirando a la ciudadanía que les votó y las propuestas que le vendieron. Ni una sola declaración sobre aspectos programáticos, ideológicos, líneas maestras u hojas de ruta en las que coincidir o disentir de cara a los próximos 4 años.

No las hay porque estas son, créanme, las razones de lo grande a lo chico:

1. Desde el Estado, Ferraz no quiere oír hablar de pactos PSOE-PP en ningún rincón de Canarias -como hubiese gustado a muchos socialistas de Tenerife- porque les perjudica para las Generales en las que a Rubalcaba, dedazo de Zapatero, le tocará ir de frente contra Rajoy, dedazo de Aznar. Y no queda bonito pelear en Madrid mientras en las islas se dan la mano.

2. En Canarias, Paulino no quiere oír hablar de un pacto con Soria -con lo que ellos han sido para un arrumaco- porque le perjudicaría  en su fijación por mantenerse en la presidencia, leitmotiv de la existencia de ese invento perfecto para acaparar poder en este país, disfrazado de nacionalismo, que es Coalición Canaria desde hace 18 años.

Soria no quiere oír hablar de no ser presidente y a José Miguel Pérez no le queda de otra que juntarse con Paulino si quiere salir del dique seco en el que el PSOE ha permanecido, y aun más podría estar después de estos tristes resultados. Esas barriguitas hay que alimentarlas.

3. En Lanzarote Pedro San Ginés no quiere oír hablar de un pacto con el PSC como le gustaría a Paulino porque a él le llamaron cantinero y Manuela Armas un día se levantó en pleno pleno a tomarse una pastillita y chica la trifulca. A Suso Machín y a algún que otro coalicionero insular -si son jóvenes ni te cuento-, les pasa tres cuartos de lo mismo: que es oír hablar del PSOE y se les erizan los vellitos. «Parece mentira, con lo que en la tertulia se dice del PSOE, que todavía haya quien quiera nombrarlos…»

A Ástrid Pérez solo le salen las cuentas pactando con Coalición y en ese asador pondrá toda la carne, en la que ya pueden entrar ultimatums, altos el fuego, negociaciones y guerras de guerrillas.

4. Y en Arrecife Manuel Fajardo Feo no quiere oír hablar de un pacto con el PP de Cándido Reguera, con lo que les facilitaría las cosas a sus compañeros de partido en el Cabildo y otras instituciones. Porque si a Feo lo sacaron de sus trece de abandonar la política activa no iba a ser para terminar de Teniente de Alcalde de un señor al que no le salieron las cuentas. «Si Cándido ya tenía todo más que atado para volver a pactar con PIL y PNL y no le salió el invento, culpa mía no es», pensará Fajardo Feo. A él las otras cuentas -con PSOE y Alternativa- sí le salen y malimpriaítos cálculos si no se aprovecha de ellos para terminar de alcalde.

En todos los escalafones, verán, el PSOE se deja querer por Coalición. Quienes eran hasta hace poco una panda de encubridores, vendidos y hasta corruptos, sí. Pero también eran en el PSOE socialdemócratas y míralos ahora, con los viejitos, los trabajadores y los parados pagando el monto total de la crisis mientras las grandes fortunas no dejan de crecer. Renovarse o morir, compañero.

Así que por ahí van las razones, y habrá otras tantas que se me escapan. Pero tengan por seguro que ni usted ni yo entramos en ninguna de las variables pactistas. El ciudadano para esto no está ni se le espera, que él ya echó su votito en la urna, si es que, y mucho hizo teniendo en cuenta que casi la mitad se quedó en su casa.Va, venga, admitámoslo, que estamos acostumbrados: esto no es cosa nuestra.

Pero una cosa es una cosa y seis media docena. Que tampoco anden usandonos entonces para su festival del humor. Si no somos el protagonista de la película que no nos cojan para gomero del chiste. Y ahora vienen las risas con un par de reflexiones hilarantes:

1. Dice Cándido Reguera que hay que respetar lo que el pueblo ha decidido y que debe gobernar el partido más votado. «Los pactos deben ser acordes con la decisión soberana de los ciudadanos». Jesús, Cándido, qué principios democráticos tan férreos, y qué flexibles se volvieron en estos últimos dos años en los que te cayó la alcaldía de aquella manera.

2. Dicen Jesús Machín, Pedro San Ginés, medios afines y otros cargos recién electos, que un pacto con el PSOE sería ir en contra de lo que el pueblo ha decidido. El pueblo ha hablado y quiere un «cambio de ciclo» -cambio de ciclo: qué baratitas tenemos las expresiones grandilocuentes-, en el que los socialistas tienen que estar fuera de las instituciones.

Y al mismo tiempo, Coalición comienza a cerrar pacto en el Cabildo con el PIL, protagonista del mayor y más memorable hundimiento desde lo que pasó con el Titanic. Está buenísima la broma.

3. Para acabar Ástrid Pérez: «el pueblo ha decidido que el pacto sea entre CC y PP». ¿Hubo referendum sobre pactos y me lo perdí? ¿Gobierno entre los más votados? ¿Cállate? ¿Desde cuándo?

Si fuese por nosotros, o por la democracia, la mayoría de los que hablan no estarían donde andan y de plantearse algo serían cosas serias como listas abiertas y hasta segundas vueltas en las instituciones locales. No estos brindis al sol del corre corre por tu silla.

Así pues, estimados políticos, agradecemos los toques de humor pero no se excedan en sus bromas sobre lo que el pueblo dijo, dice o dirá, que tal pueblo no es. Aquí vivimos ciudadanos diversos y heterogéneos de los que la al menos la mitad andan asqueados y ni por las urnas ya pasan. Y otros tantos que votaron imaginando que todo esto ocurriría: que les preocuparía el puestito antes que nada como de costumbre. Sigan a lo suyo y pacten con quienes quieran, así sea con Juan Carlos Becerra por muy difícil que lo tenga el hombre. Pero no nombren tanto al pueblo, que si el pueblo hablara… chiquita escandalina.

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