Fernando Marcet Manrique
Hace algunos meses cierta persona tuvo que realizar unas gestiones en el Ayuntamiento de Arrecife. El asunto, que no es necesario pormenorizar, estaba relacionado con el área de Comercio, dirigido en aquel momento por Amor Castañeyra, concejal del PIL. El caso es que a los pocos días recibió la llamada de una tal Verónica, la cual le comentó que Amor había delegado en ella y que cualquier cosa que necesitara se lo podía pedir. Bien, contestó la persona, ¿le parece si quedamos mañana? No, no va a poder ser, resulta que nosotros no vamos a Lanzarote más que una vez por semana. Así fue como la persona supo que lo que ella creía simple asesora, era en realidad una empresa afincada en Las Palmas que se dedicaba a llevar los asuntos más variopintos del área de Comercio.
Asuntos como, por ejemplo, aquél célebre folleto con los nombres de calles y lugares equivocados. ¿Se acuerdan? El PP exigió la retirada de los folletos y esclarecer quiénes habían sido los responsables de tamaño despropósito.
Pero, como suele suceder, a nuestro amigo Cándido se le fue la fuerza por la boca y a la semana siguiente ya se le había olvidado el tema… igual que al resto de lanzaroteños. Encargaron hacer unos folletos turísticos a una empresa de Las Palmas, que desubicó y confundió nombres y lugares, en lo que ahora sabemos era una práctica que venía siendo habitual por parte del PIL. Porque esta historia, que me la contaron en su día, ha vuelto a cobrar viva actualidad al haberse destapado que lo de la empresa de Las Palmas no se ceñía al área de Comercio, sino que al menos en Servicios Sociales sucedía otro tanto.
Según contaba La Provincia ayer, nada menos que tres empresas distintas, todas ellas bajo el mismo administrador único, se dedicaron a gestionar distintos asuntos y proyectos, llevándose al menos (según La Provincia) 500.000 euros calentitos. Lo primero que me pregunté cuando conocí la historia con la que abro este relato fue: ¿qué es lo que se le ha perdido al PIL en Las Palmas? ¿Acaso no hay gente en Lanzarote que pueda hacer ese trabajo? ¿No hay diseñadores gráficos del mismo nivel o aún mejores, más baratos y que seguramente no se equivocarían con los nombres de los lugares, al ser de aquí? Pues menos mal que eran insularistas…
Hoy ya no me pregunto nada de eso. Hoy, después de la Operación Unión, después del Kilo Solidario, y después de saber que se dedicaban a ceder la gestión de sus áreas a empresas de Las Palmas administradas por una sóla persona, no hay preguntas respecto al PIL. Sólo hay certezas, y un deseo íntimo, que este partido político desaparezca de Lanzarote para siempre jamás.
Sin embargo el PSOE tampoco puede irse de rositas. Porque, ¿en qué cabeza cabe que se haya dejado a esta gente hacer lo que ha venido haciendo con nuestro dinero y nuestra ciudad, argumentando que en los pactos de gobierno cada cual lleva lo suyo? ¿Para qué sirven los alcaldes entonces? ¿Y la oposición? Queda muy guay eso de salir en los medios un día diciendo que es indignante esto o aquello, y exigir lo de más allá o lo de más acá… para luego olvidarse del asunto y dejar que todo siga igual. ¿No debería ser obligación de las fuerzas de la oposición denunciar e insistir, judicialmente si es necesario, cuando hay motivos más que suficientes para sospechar que el mamoneo es descarado? Como siempre, pocos son los que escapan en la mísera historia insular, pero hay niveles de responsabilidad, y también grados de urgencia. Y en estos momentos lo verdaderamente urgente es que el PIL deje de ser un partido político más de Lanzarote.
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