Mi enhorabuena a los griegos. Decir «No» al rescate no era nada fácil. Lo fácil hubiera sido decir que sí y asegurarse de que al día siguiente tuvieran dinero en los cajeros, poniendo fin a la incertidumbre de estos días, al menos hasta el próximo rescate. Pero dijeron que no. Que así no. Que no están dispuestos a seguir dejándose recortar derechos y servicios sociales por esa deuda impagable e insostenible contraída por los chorizos disfrazados de políticos que antecedieron a los que ahora gobiernan. La victoria del «no» es el triunfo del orgullo y la dignidad sobre el miedo y la opresión financiera de la que los grandes poderes se están sirviendo para quitar cada vez más libertades y hacerse con cada vez mayor control sobre la población.
En España no tuvimos ese problema. Aquí no se nos dejó votar nada. PP y PSOE pactaron una reforma constitucional a medida de la troika, subieron el iva y el resto de impuestos, retrasaron la edad de jubilación, rescataron la banca, metieron mano a las pensiones, abarataron el despido, recortaron servicios sociales y educación, privatizaron sectores estratégicos… es decir, hicieron todo lo que quieren que los griegos hagan también.
Pero los griegos ya conocen el resultado de aplicar tales políticas en España. En España las grandes fortunas han visto aumentar su patrimonio un 40%, mientras el trabajo precario ya se considera un privilegio. Han aumentado los desahucios y las familias con todos los miembros en paro. Cierran pequeños comercios mientras crecen las grandes superficies, de forma que poco a poco estamos siendo todos abocados a trabajar para los mismos que nos ofrecen sus productos, sumidos en una rueda de hámster que ya vaticinó Saramago en su novela «La Caverna»… pero ¡hey! seguimos en Europa, sin rescates, y según el PP estamos en «mejor situación que Grecia». ¿De verdad estamos en mejor situación? ¿Quienes están en mejor situación? Esos que han visto aumentar su fortuna un 40% desde luego, los dueños de las grandes superficies y franquicias, desde luego, las empresas del IBEX, con Amancio Ortega a la cabeza, desde luego. Pero, ¿y el resto?
El papel que están jugando los griegos en esta tragedia no es pequeño. Más allá de cuestiones monetarias, a la mayor parte de los gobiernos europeos no les conviene nada que a la Grecia de Syriza le vaya bien (no vaya a ser que la gente se de cuenta de que se puede votar a personas honestas que piense en el pueblo antes que en los mercados), así que van a hacer lo imposible por poner palos en la rueda. Los griegos lo saben, pero aun así están apoyando a su gobierno con más ímpetu si cabe, emulando la Esparta guerrera de la que surgió la propia Europa, cuando todo apuntaba a la inevitabilidad del avance persa.
Hoy los persas son otros, van de chaqueta y corbata y en lugar de ejércitos de inmortales se sirven de políticos, expertos en economía y medios de comunicación a sueldo para extender implacablemente su imperio aplastante, inhumano y demoledor. Pero ahí están los griegos, aguantando, como hace 2.500 años.