Juan Francisco Rosa

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Es imposible entender la realidad de Lanzarote sin conocer, aunque sea por encima, a sus principales empresarios. Desde luego, cada una de las decenas de miles de habitantes que ha tenido y tiene la isla ha jugado su papel y ha contribuído a que el espacio común que hoy nos alberga sea el que es. Pero sólo unos pocos, apenas un puñado de individuos, han asumido un rol protagonista y fundamental. Con su iniciativa y poder económico fueron capaces de construir grandes obras y de crear muchos puestos de trabajo, pero también manipularon medios de comunicación y jugaron a la política en su beneficio; Impulsaron el desarrollo y fomentaron la llegada de adelantos y lujos impensables antes, pero también esquilmaron territorio y nos condujeron a la insostenibilidad en muy diversos ámbitos.

No es la intención de lanzarotelandia colocar a estos personajes únicos en la picota ni denigrarlos gratuitamente. Como tampoco es ensalzarlos o regalarles piropos. Simplemente describiremos sus empresas y algunos de sus principales negocios. Consideramos fundamental que un buen número de lanzaroteños conozca a quienes están detrás de muchas de las grandes decisiones que se toman en la isla, sus vínculos políticos y también los mediáticos. Porque sólo así comprenderemos esas decisiones y las contextualizaremos. Porque sólo así podremos actuar o dejar hacer, criticar o aplaudir, votar o abstenernos, con pleno conocimiento de causa. Sabremos que cuando determinado político dice «porque es beneficioso para Lanzarote» en realidad está queriendo decir «porque es beneficioso para fulanito… y tal vez también lo sea para Lanzarote». Con un poco de suerte llegará un momento en que un gran número de personas seremos capaces de traducir ese tipo de discurso sin dificultades, y entonces la demagogia política, al saberse absurda, no tendrá razón de ser.

Por supuesto, nadie puede garantizar que nuestra información sea verídica y bienintencionada. Tal vez nosotros también seamos uno más de esos medios manipulados que va a tratar con distintas varas de medir a unos u otros, según nos convenga. En ese sentido lo único que podemos hacer es ofrecer nuestro trabajo y someterlo a su juicio crítico. Vean, contrasten la información con sus propias fuentes y luego decidan. [/slider]

Empezamos la serie con quien es seguramente el empresario más importante que hay en Lanzarote. Sin duda el más conocido, para unos el más temido, para otros el más respetado, el más odiado, el más querido…

A cientos de personas dió trabajo, a otras tantas ayudó desinteresadamente. A algunas fastidió y a otras intentó fastidiar porque tuvieron la mala suerte de habitar unos terrenos que le interesaban o porque simplemente se interpusieron entre él y sus objetivos. Mecenas de varios deportes autóctonos, patrocinador de diversos y muy elogiables actos culturales, así como de partidos políticos y de medios de comunicación a los que no duda en teledirigir. Ojo, porque no hablamos de cualquier persona. Juan Francisco Rosa es sin duda el prototipo de empresario influyente (muy influyente) al que, seas político, otro empresario o un simple currante, te interesa tener como amigo.

Pero antes de decir nada más, veamos el increíble número de empresas a las que este hombre está vinculado de un modo u otro. Así nos haremos una idea de cual es su poder real y sus ámbitos de actuación. Miren y alucinen:

empresas_rosa

Actividad frenética, sin duda, que nos lleva a preguntarnos si el señor Rosa dormirá alguna vez.

La mayoría de empresas están relacionadas con el mundo de la construcción, el alojamiento o instalaciones turísticas y los negocios inmobiliarios. Como otros empresarios importantes, Juan Francisco Rosa es el continuador de una saga, los Rosa, cuyos negocios prosperaron en Lanzarote. De hecho una de las primeras empresas de Juan Francisco Rosa antes de seguir su propio camino fue «Juan Rosa e Hijos», dirigida por su padre y dedicada a eso mismo, el hospedaje y la hostelería.

Aparthotel Fariones

Vemos que hay empresas de suministro de herramientas y material de construcción. Hay hoteles, como el Aparthotel Fariones que le supuso un primer enfrentamiento serio con grupos ecologistas, al pretender (y finalmente conseguir) levantarlo en primera línea de playa (tan primera como para apropiarse parte de la misma). El hotel llegó a ganarse una orden firme de derribo, finalmente no ejecutada por el ayuntamiento de Tías. Pero no fue el único caso, porque luego construyó más hoteles, como el Princesa Yaiza, que también tuvieron (y siguen teniendo) similares problemas.

Playa Quemada

No obstante, el momento más incómodo para el empresario llegó cuando intentó urbanizar Playa Quemada junto a Jose Luis Betancor (grupo Torres, analizado brevemente cuando hablamos de Lanzarote Noticias). Colectivos como la asociación ecologista El Guincho o Achitacande estaban en su máximo apogeo, y consiguieron informar y movilizar a mucha gente, fruto de lo cual se produjo una gran manifestación contra la destrucción del territorio. Todas las fuerzas políticas de entonces se comprometieron a detener la urbanización de Playa Quemada, y así ha continuado prácticamente virgen hasta hoy. Fue entonces cuando el nombre Juan Francisco Rosa empezó a asociarse con la destrucción del territorio y la voracidad empresarial sin freno. Seguramente se cometieron excesos y exageraciones, buscando demonizar a un hombre que con toda probabilidad no es tan «malvado» como los ecologistas de entonces le pintaron, pero al que si no se hubieran puesto límites quién sabe la isla que nos habría dejado a estas alturas.

Documento que narra el episodio de Playa Quemada

Sus medios de comunicación

No sabemos si sería por esas fechas cuando Juan Francisco Rosa pensó en la importancia de contar con unos medios de comunicación que limpiaran su imagen y le permitieran presentar al gran público sus proyectos de forma amable. Pero eso fue lo que hizo, cometiendo el que para nosotros es su mayor error empresarial.

Bien está, o al menos es razonablemente entendible, que un empresario haga todo cuanto está en su mano para intentar que sus negocios prosperen. Incluído lo de montar tu propio partido político o hasta lo de intentar saltarte alguna ley (si cuela…). Pero existen límites, límites que no deberían vulnerarse nunca. Y el engaño o la manipulación de los ciudadanos a través de medios de comunicación pretendidamente objetivos es el más rastrero de los actos que puede cometer un empresario. Ya sabemos que Juan Francisco Rosa no ha sido el único en hacerlo. Ahí está, sin ir más lejos, su «compañero» de Playa Quemada, Jose Luis Betancor, que también montó su chiringuito mediático (Archipiélago TV). O Eduardo Spínola, que lo intentó con Localia. O los Hermanos Domínguez, con Canal 9. Pero, por un lado, que un acto sucio lo hayan cometido varios no lo convierte en menos sucio, y por otro lado, los medios de comunicación montados por estos últimos jamás alcanzaron las cotas de manipulación de los suyos.

¿Y por qué decimos que intentar vulnerar una ley territorial es menos grave que comprar una televisión o montar un periódico? Pues porque lo segundo, cuando se hace malintencionadamente, daña el mismísimo tejido social allí donde más duele. Un tejido social sano no deja que las leyes sean vulneradas. Pero si se busca pudrir el tejido social para poder vulnerar las leyes, sí, conseguirás tu objetivo, pero por el camino te llevarás un montón de cosas necesarias para la buena y sana convivencia de cualquier colectivo.

Si se fijan, hemos subrayado en rojo dos empresas de la lista. Una es la Corporación Lanzaroteña de Medios. Otra es Islapress. Ambas asociadas a uno de los principales grupos mediáticos de la isla. Lancelot televisión, revista y radio. Sobre «La Corporación», más que recomendable este artículo de Manuel Riveiro. Era parte interesada cuando escribió dicho artículo (diario de Lanzarote estaba vinculado a Localia por aquel entonces) , pero la información que ofrece es totalmente cierta. Respecto a Islapress no hace falta ningún artículo, basta con ir a la página de Lancelot.

Vínculos políticos

Con Rosa ocurre como con cualquier empresario que posea medios de comunicación. Seguir la pista de sus relaciones políticas es tan sencillo como comprobar la línea editorial de sus medios. Si sus medios defienden a un partido o critican a otro, puedes apostar diez sobre diez a que los vínculos e intereses del empresario van por ahí. En este caso, a nadie se le escapa que la línea del Grupo Lancelot de un tiempo a esta parte es más bien pro Coalición Canaria, destacando también la defensa a ultranza que hicieron del llamado «sector crítico» socialista cuando Damián Peña aspiró a ser presidente del PSOE en Lanzarote.

Torpedeando la convivencia

Desde sus medios (como otros empresarios desde los suyos), Juan Francisco Rosa se ha dedicado a torpedear cualquier movimiento social que pudiera dañar sus intereses. Ha promovido el sectarismo y no ha dudado en contar las mentiras que fuera necesario contar para desprestigiar a personajes o colectivos que se interpusieran en su camino. No hay más que echar un vistazo a las últimas campañas del Grupo Lancelot. ¿Contra quién han estado dirigidas? ¿A quien o a quienes defendían? No es difícil deducir qué le interesa a Juan Francisco Rosa cuando desde Lancelot se patrocina determinado grupo político o se ataca ferozmente a algún otro, porque nunca va a pasar que dichos intereses entren en contradicción con lo que desde esos medios se informa. Son sus medios.

Si hoy Lanzarote es una sociedad sectaria, cínica, apática, descreída y apolítica es en gran parte por culpa de Juan Francisco Rosa y de quienes como él se han dedicado a arengar a las masas con sus discursos contratados a periodistas necesitados. Y eso, mucho más allá de sus excesos urbanísticos, echa desgraciadamente (no lo decimos con alegría) por tierra todo lo noble y bueno que haya podido hacer por Lanzarote.

Elogios a Juan Francisco Rosa

La emoción de un empresario, en Lancelot

…un empresario cercado por la inquina, en Crónicas de Lanzarote

Críticas a Juan Francisco Rosa

Nereida Pérez, en Diario de Lanzarote

Noticia sobre la bodega Stratus, en Canarias7

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