Tomás J. López, al que casualmente dedicamos hoy nuestra sección «Comunicadores» nos hace llegar una denuncia insólita. Al parecer, la Delegación del Gobierno le ha hecho llegar una notificación, con su correspondiente multa y apertura de expediente por «increpar a los Agentes de la Guardia Civil cuando desalojaban la terminal del aeropuerto (de Lanzarote) y exaltar el ánimo del resto de las personas presentes para que adoptasen una postura activa de resistencia al desalojo», cuando él realmente ¡se encontraba en Las Palmas el día que se le acusa! Transcribimos literalmente el comunicado que nos ha mandado Tomás explicando el insólito suceso que deja en evidencia la calidad y solvencia de los cuerpos de seguridad del Estado que en este caso, además, parecen estar siendo utilizados torticeramente para amedrentar a una serie de ciudadanos.
Estimados amigos:
Les informo de que he recibido una notificación por parte de la Delegación del Gobierno español en Canarias, que envío adjunta, en la que se me notifica que se ha iniciado contra mí un expediente sancionador por el que debo pagar la cantidad de 301 por una supuesta infracción consistente en «increpar a los Agentes de la Guardia Civil cuando desalojaban la terminal del aeropuerto (de Lanzarote) y exaltar el ánimo del resto de las personas presentes para que adoptasen una postura activa de resistencia al desalojo», hecho que según la Delegación del Gobierno, refiriéndose a una denuncia de la Guardia Civil, se produciría a las 00.10 de la madrugada del 17 de noviembre 2009, mientras la activista saharaui Aminatu Haidar se encontraba en el aeropuerto de Lanzarote; notificación que por otra parte ha llegado a otras personas que solidariamente acompañaron esos días a la defensora saharaui de derechos humanos, como el concejal del ayuntamiento de San Bartolomé Juan Antono de la Hoz.
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A raíz de esto tengo que aclarar:
1. Las horas que permanecí en el Aeropuerto de Lanzarote durante los más de 30 días de destierro de Aminetu Haidar en la isla respondían a mi condición tanto de periodista, llevando en aquel momento un programa de radio local, como de ciudadano que vivía con indignación la soberana chapuza diplomática cometida por el Gobierno de España. Es por ello que intentaba transmitir en el medio en el que ejercía mi labor la nefasta gestión de diferentes organismos, entre ellos y de manera destacada la Delegación del Gobierno en Canarias, en este asunto.
2. Es rotundamente falsa la denuncia de la Guardia Civil en la que dice basarse la Delegación del Gobierno, y me resulta más que preocupante que un cuerpo de Seguridad del Estado pueda llevar a cabo con tanta ligereza este tipo de actuaciones sin fundamento.
Más allá de falsa es sencillamente imposible tal denuncia puesto que a las 00.10 horas de la madrugada del 17 noviembre de 2009 me encontraba yo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, concretamente en el Hotel NH Imperial Playa.
Con motivo de unas reuniones de trabajo me había desplazado en la mañana del 16 de noviembre a la isla de Gran Canaria, donde pernocté en la madrugada en la que supuestamente se produjeron dichos hechos, viajando a Tenerife en la mañana del 17 de noviembre y no regresando a la isla de Lanzarote hasta la tarde-noche del 17 de noviembre.
De hecho, ya que la notificación parte de una institución cuya dirección la ostenta un cargo político, en este caso la Delegada Carolina Darias o bien el Director Insular Carmelo García Déniz, invito a que pregunten a sus propios compañeros de partido con los que me crucé en los aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife durante esos días, o incluso a un destacado líder del PSOE canario con quien participé en una cena de trabajo, en la misma noche en que se presenta esta denuncia, en un restaurante de Las Palmas.
3. Informo de que desde que haga acopio de todos los justificantes de mi estancia esa noche en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (billetes de avión, reservas de hotel, facturas, testimonios, etc) denunciaré a la Delegación del Gobierno español en Canarias por iniciar un expediente sancionador sin base contra mí. O bien contra la Guardia Civil si realmente se presentó una denuncia por llevar a cabo unas faltas que no cometí, en un lugar en el que no me hayaba a una hora en la que ni siquiera me encontraba en la isla. Y lo haré no por mí, sino porque casualmente podré demostrar que se está llevando a cabo una serie de acciones en base a falsedades contra quienes apoyaron a Aminatu Haidar.
4. Aprovecho para dejar claro que siempre el apoyo dado por ciudadanos y profesionales a la activista saharaui Aminatu Haidar en Lanzarote fue pacífico y que en todo caso ha sido el Gobierno español y sus representantes en Canarias quienes han actuado y siguen actuando de manera nefasta en todo lo referido a este asunto. Me parece mentira, aparte de una torpeza brutal, que la Delegación vuelva a sacar ahora un asunto en el que la imagen de la Administración del Estado quedó tan deteriorada, y que encima lo haga a base de falsas denuncias contra quienes en el ejercicio de nuestra libertad como ciudadnos, o de nuestra profesión en el caso de los periodistas, apoyamos aquella causa.
5. Casualmente, y esto lo he sabido recientemente, la Delegación del Gobierno español en Canarias acordó iniciar expediente contra mí y contra otras personas como el concejal Juan Antonio de la Hoz por estos supuestos hechos el mismo día en que se notifica la intención de una serie de ciudadanos de acudir el próximo sábado 27 de febrero a leer en el aeropuerto de Guacimeta un manifiesto de apoyo al pueblo saharaui. Es decir, aunque los hechos falsos se produjeron según ellos a mediados del mes de noviembre de 2009 no deciden emprender acciones contra los denunciados hasta que un grupo de personas solicitan concentrarse en el aeropuerto. Sólo se me ocurren términos como arbitrariedad, venganza, amedrantamiento y otros que poco tienen que ver con la correcta actuación de una administración pública democrática.
Finalmente expresar que creo que la vergüenza que debería producir al Gobierno y su Delegación en Canarias los hechos acaecidos desde la llegada de Aminatu Haidar a Lanzarote deberían ser motivo más que suficiente como para que ellos mismos intentaran dejar olvidar lo sucedido durante aquellos días. La presente denuncia, aparte de una falsedad y un intento burdo de limitar las libertades, es de una torpeza impropia de alguien que pretenda representarnos.
Atentamente,
Tomás J. López