La profecía autorrealizadora

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Es curioso como hay veces que las personas que nos rodean, compañeros de trabajo, amigos, familiares o profesores  saben detectar que eres capaz de hacer cosas que creías que no estaban a tu alcance o que consideras demasiado complicadas para ti. Me refiero con esto a que  la percepción del éxito posible de cada uno de nosotros es en ocasiones exterior. Es como una energía sutil que emana de los demás y que acaba por impulsarte. Esta cuestión puede comprobarse con la aplicación del efecto Pigmalion. Por ejemplo, se ha detectado en las aulas, que las expectativas del profesor pueden mejorar los resultados de un alumno. Es decir, si un docente tiene bajas expectativas de rendimiento de sus alumnos es posible que éstos tengan poco éxito en los exámenes. El efecto Pigmalion positivo promueve un logro a partir de la creencia previa de que se puede conseguir.  Cuando se anticipa una posibilidad de éxito es probable que se acabe cumpliendo. Por eso,  las expectativas propias y las que los demás tienen de nosotros  son importantes sobre todo si son constructivas y si sabemos hacer una correcta evaluación de las metas.  ¿Cuántas veces el hecho de que alguien te haya dicho que todo va a salir bien te ha dado fuerza y seguridad para superar un obstáculo?

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