La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria organiza un curso denominado «Curso de Violencia Callejera para Policías y Juristas». El curso lo publicitan a través de la web de Formación Continua, dependiente de la Universidad, y entre los objetivos del curso figuran los siguientes puntos:
– El conocimiento por parte de los profesionales de la seguridad y de los juristas de este tipo de situaciones.
– Las consecuencias jurídicas y penales que puede acarrear la violencia callejera.
– El conocimiento del perfil de las personas que cometen este tipo de conductas antisociales.
Hasta aquí todo más o menos normal. Pero un poco más abajo, entre los contenidos del curso, se enumeran algunas «tribus urbanas» que supuestamente van a ser objeto de estudio, cual si fueran razas o especímenes notoriamente conodidos por su carácter violento.
Así, aparecen «okupas», «punks», «bakalaeros», «el coyote o chandalero»… y «el movimiento anti-sistema 15m». Esta útlima «tribu» fue espontáneamente retirada del selecto club en cuanto el enlace al curso empezó a circular por las redes sociales. Pero la captura de pantalla no engaña:
Sin duda, tanto quienes escuchan música bakalao, como quienes simpatizan con lo punk o quienes ocupan una vivienda por cualquier razón (grupos estos que en absoluto existen como entidades cohesionadas, sino no como individuos de toda clase con todo tipo de ideas, filosofías y motivaciones) podrían protestar con argumentos su inclusión en tan funesto curso, que en lugar de tratar la violencia callejera como fenómenos individuales o pandilleros, etiqueta grupos sociales sin ningún criterio, cual si fuera la improvisada ocurrencia de algún trasnochado franquista. Pero incluir al 15m en su catálogo de «rarezas violentas» no deja de ser algo más que una inexactitud insultante. El movimiento 15m siempre se ha proclamado en sus alegatos, escritos y manifiestos públicos como un grupo de personas de todo tipo totalmente contrarias al empleo de la violencia. Eso no quiere decir, desde luego, que en una manifestación o en cualquier otro episodio puntual no pueda surgir un individuo o grupos de individuos que empleen la violencia… ¿pero cómo llamar a esos individuos «15m» cuando el «15m» se desmarca de ellos y de su actitud? ¿No sería lo mismo que llamar a todos los políticos ladrones, ya que hay unos cuantos que en efecto lo son (y otros muchos que no se desmarcan de los ladrones)?
Podríamos ir más lejos y decir que atendiendo a la definición que el diccionario nos da de «violencia» en sus acepciones más comunes, «Que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias.» o «Que está fuera de su natural estado, situación o modo.», ¿no cabría catalogar con más merecimiento como «violentos» a determinadas «tribus» de políticos, a veces conchabados con algunas «tribus» de funcionarios cuando nos arrebatan al colectivo recursos que usan en su propio beneficio?
Concluyendo, la Universidad de Las Palmas parece empeñada en dar la razón a diversos rankings que la sitúan como una de las peores del Estado español, organizando un curso que se diría propio de un régimen totalitario que busca extirpar de raíz cualquier atisbo de rebeldía o conato de protesta contra el estado actual de cosas.
Enlace al curso cuyo contenido fue rectificado, sin explicación alguna.