Desde que El Agitador volvió no he dejado de recibir mensajes privados o comentarios públicos acusándome de estar detrás. Incluso hay alguien que creó un grupo en facebook metiendo Lanzarotelandia y El Agitador en el mismo saco. Ahora andan los de Alternativa picados porque Ginés Quintana fue objeto de sus burlas, así que van por ahí insinuando o diciendo claramente que un servidor es responsable porque estoy en la Plataforma Jable y ellos criticaron dicha Plataforma. Vamos, que me dejan como un intolerante y un capullo que aprovecha su supuesta posición en el agitador para perpetrar venganzas y revanchas personales.
No es que se hayan inventado la historia de la nada. Yo he reconocido más de una vez haber enviado alguna colaboración a la web cañera por excelencia. Incluso me curré las «noticias agitadas» con guiones que me pasaban y yo apenas retocaba. Pero ya está. Eso fue hace más de un año.
En realidad a mí me da igual que me relacionen con El Agitador. Por lo menos en lo que respecta a la gente cuya opinión me importa de verdad. Lo que no me gusta un pelo es dar argumentos a quienes están buscando y van a buscar todo lo que les sea posible encontrar e inventar para hacer daño a la Plataforma Jable. Por ahí no paso. En la Plataforma hay gente que no merece ser vilipendiada por mi culpa, de modo que ideé una estratagema para cortar de raíz el asunto, aunque fuera a costa de dejar mi web y el trabajo que hago en ella a la altura del betún.
En fin, que me curré una viñeta cañera al máximo… ultrajante incluso. Con un texto a juego, rebosante de mala leche. Pero no hubo suerte. No me la publicaron. A lo mejor se me fue demasiado la mano… incluso para ellos. O simplemente no se sienten identificados o de acuerdo con lo que la viñeta expresa. Da igual, el caso es que no me la publicaron, y me fastidiaron el invento. De modo que, para que el trabajo no sea del todo en balde, sólo me queda el recurso de publicar la viñeta aquí con su texto. El efecto no es el mismo que el logrado si hubiera salido en El Agitador, pero qué le vamos a hacer.
Lanpajotelandia es un mundo maravilloso habitado por un único y desbordante ego, el de Frenando Marcet. Frenando es de esos personajes convencidos de que el universo gira alrededor suyo, así que se pasa el día escribiendo sobre sus paranoias, filias, fobias y todo lo que se le pasa por la cabeza… imaginando que a alguien más le interesan sus profundas reflexiones y farragosas argumentaciones. Hasta aquí todo más o menos normal, de egos similares está llena la blogosfera. Pero es que Frenando, no satisfecho con machacarnos con sus opiniones sobre lo humano y lo divino, ¡pretende que le demos dinero por ellas! Así, como lo oyen. El tío no se corta un pelo y pide donaciones bajo cada uno de los tochos coñazo que escribe. Ni que decir tiene que no ha tenido mucho éxito hasta ahora. Y es que hay gente que debería pagar para compensar a sus lectores masocas (y lanpajotelandia, a juzgar por las estadísticas, tiene unos cuantos), no al revés.