En estos momentos hay en Lanzarote, entre residentes fijos y población flotante, unas 200.000 personas. Si cada una de estas personas consume una media de dos kilos de alimento diario, tenemos que cada día necesitamos en la isla 400.000 kilos de comida. De esos 400.000 kilos de comida que consumimos diariamente, apenas diez mil lo producimos en la isla, el resto viene de fuera. Y entra por un sólo lugar: El puerto de los Mármoles.
¿Qué quiere decir esto? Pues esto quiere decir que si el puerto de los Mármoles deja de funcionar nos quedamos sin comida, ni más ni menos.
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Hasta ahora hemos tenido la fortuna de que los temporales han sido más bien escasos y poco duraderos, ¿pero qué pasaría si tres o cuatro buenas tormentas llegaran una detrás de otra? ¿Qué sucedería si por cualquier motivo los barcos con contenedores no pudieran llegar a la isla durante dos semanas o tres? Quizás sea hora de tomarse este asunto un poco en serio.
Lo que urge, desde luego, es mejorar el puerto de los mármoles. Eso de que nuestros puertos dependan de Las Palmas no nos beneficia nada, eso está claro, y quizás deberíamos los lanzaroteños demandar la propia gestión de algo tan vital para nuestra supervivencia como es el puerto.
Pero, por otro lado, también deberíamos considerar la posibilidad de producir más alimento en la isla, para que los efectos de un posible desabastecimiento más o menos prolongado no fueran tan devastadores. Hoy por hoy existen medios tecnológicos, como la hidroponía, que permiten optimizar el espacio para cultivar abundante género sin necesidad de consumir mucho territorio. Por ahí podrían ir los tiros.
En cualquier caso, algo hay que hacer, porque si seguimos tentando a la suerte puede ser que un día nos encontramos ante la tesitura de decidir a quién nos comemos primero.