Lanzarote se manifestó, pero menos

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Este es un artículo muy difícil de escribir para Lanzarotelandia. Son muchos sentimientos encontrados, muchos ángulos diferentes desde los que se puede analizar lo que pasó ayer. Por un lado nos gustaría darle a este escrito un tono positivo, decir que aunque esta cuarta manifestación haya sido, con diferencia, la menos numerosa, sigue estando en el top ten de manifestaciones históricas en Lanzarote, que no es poca cosa.

Ayer volvimos a salir a miles a la calle. Por cuarta vez en tres años y por segunda vez en menos de cuatro meses. No ha habido nada igual ni probablemente lo habrá en muchos años, tal vez décadas. Las manifestaciones contra el petróleo serán recordadas en el futuro como un hito insular y la demostración de que el pueblo de Lanzarote rechazó masivamente lo que se les quiso imponer desde Madrid. La historia juzgará y narrará lo que ha pasado estos años como un ejemplo de lucha y coraje. Y también como un ejemplo de sumisión y miedo, en lo que se refiere a muchos políticos del PP y empresarios hoteleros.

Pero aunque todo esto sea cierto, estamos obligados a hacer otro tipo de análisis respecto al hecho de que esta vez salieran menos de la mitad de personas que salieron hace tan poco.

Quizás esa sea una de las razones, la sensación de cercanía en el tiempo. Si no nos escucharon después de salir en masa tres veces, ¿por qué nos iban a escuchar ahora? Sí, tal vez sea ese uno de los motivos, pero seguramente no el más importante. Más bien habría que hablar de un cúmulo de circunstancias, que contribuyeron a que mucha gente de la que se manifestó en otras ocasiones, esta vez decidiera quedarse en casa o hacer otras cosas.

Como hemos dicho en varias ocasiones, las manifestaciones no se organizan solas. Por muy bueno que sea el motivo por el que se llama a la gente a salir, para que una convocatoria tenga éxito hace falta mucho trabajo organizativo. Hay que difundir, hay que promocionar, hay que transmitir una emoción, unas ganas, hay que convencer de que salir a la calle sirve de algo… y hacerlo desde el propio convencimiento sincero por parte de los convocantes.

Pero esta vez no hubo ese mismo convencimiento y ganas que sí hubo las otras veces por parte de varios de los promotores habituales. Al menos en lo que respecta a Lanzarotelandia, cuya implicación en esta lucha viene de muy atrás, somos conscientes de que no dimos todo lo que sí dimos otras veces. Faltaba motivación, porque desde instancias políticas se nos desmotivó. Faltaban ganas, porque determinados personajes nos las quitaron. Y lo mismo que nos ocurrió a nosotros, le pasó a otros currantes habituales, normalmente anónimos pero imprescindibles.

Tenemos que ponerles nombres y apellidos a quienes han obrado el milagro de desactivar en cierta medida esta lucha. Y lo vamos a hacer.

10729041_736517343099088_783672973_nPedro Hernández. En su afán de aglutinar todo el protagonismo posible y más, este señor ignoró los consensos adoptados en la cumbre entre todas las islas, de la que salió esta convocatoria. En cuanto conoció la fecha convenida, se apresuró a ir a la delegación de gobierno para erigirse en convocante, en una jugada de muy bajo perfil, haciendo desde ese momento lo que le vino en gana, sin hablar con nadie ni coordinarse con nadie más que la clase política y sus fieles seguidores, que los tiene. Pero no contento con eso, llevó su boicot y su inmenso ego a la propia manifestación, plantándonos delante un equipo de sonido descomunal a través del que sonaba una música absolutamente inapropiada para la ocasión y que nos impedía a los manifestantes cantar nuestras propias consignas. Eso sí, bajaba el volumen cuando soltaba sus discursos, en cuanto callaba volvía la música. Felicidades Perico, conseguiste no se muy bien qué.

Ezequiel Navío. Este asesor cuyo sueldo pagamos entre todos, y cuyo trabajo debería ser servir de enlace entre las instituciones y los movimientos ciudadanos, ha conseguido con sus métodos y sus estrategias de mal ajedrecista echarse en contra a todo el mundo, incluidos los que un día fuimos sus amigos. Navío ha encontrado en Perico un aliado que habla su mismo idioma, y entre ambos han conseguido que trascienda la sensación de politización de esta lucha contra las prospecciones, como nunca antes. Juntos preparan ruedas de prensa, reparten recursos e información a conveniencia y, en definitiva, siembran la semilla de la discordia, la desgana y la división entre las personas que están dispuestas a aportar parte de su tiempo y trabajo en esta lucha a cambio de nada.

Ezequiel y Perico son dos personas diferentes, pero ambas tienen varias cosas en común. Ambos van de estrategas y ambos convierten en enemigo, automáticamente, a todo aquel que no ríe sus gracias y hace lo que ellos dicen, exactamente como ellos lo dicen. En ellos dos, concretamente, personalizamos el fracaso relativo de esta cuarta manifestación, y desde Lanzarotelandia recomendamos a los políticos que hasta ahora les ofrecen su apoyo institucional, que revisen dicho apoyo, antes de que sea demasiado tarde.

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