La deuda de los CACT

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La situación en los Centros Turísticos es insostenible. Y no, la culpa no la tiene Astrid Pérez, que al fin y al cabo no deja de ser una recién llegada. La culpa, si hemos de buscarla en algún sitio, ha de estar donde muchos de los problemas que hacen de nuestras administraciones y empresas públicas entidades ineficientes y agujeros negros por los que se evapora el dinero, encuentran su origen: En un Partido Socialista semi secuestrado por sus militantes funcionarios de perfil alto y en un Dimas Martín que ha hecho lo que le ha venido en gana con su partido y con sus tradicionales socios. Ni más ni menos.

¿Cómo es posible que INALSA, una empresa que cuenta con el monopolio del agua en Lanzarote, acumulara las pérdidas que acumuló y acabara siendo gestionada por administradores concursales? ¿Cómo es posible que los Centros Turísticos, que cuentan con un capítulo de ingresos bastante predecible cada año, lleven idéntico camino?

LOS FUNCIONARIOS

No busquen muy lejos, porque las cosas son exactamente lo que parecen. Tanto en una entidad como en la otra el principal capítulo de gastos es el de personal. Y tanto en una empresa como en la otra el convenio laboral que rige sus plantillas fue sufriendo exageradas mejoras en fechas previas a las campañas electorales; Hasta que Pedro San Ginés se negó a pasar por ese aro.

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Él fue el primero que se atrevió a enfrentarse a los todopoderosos funcionarios, un sector de privilegiados que en Lanzarote cuenta con más poder que cualquier partido político, aunque la mayoría sean militantes de unas u otras formaciones.

Ellos, los funcionarios, saben que los políticos vienen y van, y así se lo hacen saber a estos siempre que pueden, a veces explícitamente. Usan y abusan de ese poder que tienen, trabajando cuando les place o poniéndose de baja si les aprietan las tuercas un poco más de la cuenta. Son intocables, y cada vez que un político ha intentado echar a uno de ellos, por más que su ineficacia o ineptitud estuviera más que probada, se las ha visto con toda la tropa de sindicalistas y abogados a su servicio, obligando al pobre infeliz a dar marcha atrás de inmediato.

Astrid Pérez ya ha anunciado que va a negociar la revisión del convenio de los trabajadores de los Centros, y en las próximas fechas a buen seguro que asistiremos a un inusitado despliegue por parte de los sindicatos. Esos mismos sindicatos que no han sido capaces de mover un dedo para evitar que las cajeras de supermercado vean atropellados sus derechos día sí día también, o que las asistentas sean vilipendiadas por los hoteleros, o que los administrativos de alquiler de vehículos trabajen 14 días seguidos, librando dos días al mes, como denunciara uno de nuestros lectores en un comentario.

No se trata de que estemos a favor de que se recorten los derechos de los trabajadores, claro que no. Se trata de justicia social, de que los sindicatos no pueden estar en Lanzarote únicamente para defender a los funcionarios o a sus propios representantes sindicales, mientras el resto de trabajadores de la isla sufren todas las precariedades del mundo. Desde lanzarotelandia, apoyaremos sin ninguna duda a Astrid Pérez en esta lucha puntual que ha empezado para racionalizar los gastos de personal en los Centros Turísticos.

CARLOS ESPINO

No obstante, no es sólo en los trabajadores donde hemos de buscar responsabilidades. Carlos Espino ha sido capaz, él solito (en cuanto máximo responsable), de endeudar la empresa que gestionaba directamente hasta niveles inauditos. En el sector privado algo así sería inconcebible. No creemos que haya habido ninguna ilegalidad por su parte, sino mero temor a hacer lo que tenía que hacer respecto a una plantilla sobrepagada y sobredimensionada. Si con sus empleados hubiera mostrado la mitad del arrojo que demostró cuando denunció el intento de soborno de Fernando Becerra seguramente la situación en los Centros sería hoy muy diferente. ¿Y qué decir de aquel alquiler de los Aljibes que costaba cada mes 3.000 euros, sin que allí se hiciera ni celebrara ningún acontecimiento? A lo mejor es una minucia, si lo comparamos con esos ocho o nueve millones de euros en pérdidas que acumuló durante su mandato, pero es una minucia muy significativa.

PEDRO SAN GINÉS

Pero Pedro San Ginés tampoco se puede ir de rositas. Aunque le felicitemos por enfrentarse a los trabajadores de los Centros antes de las elecciones del 2007 (hay que echarle valor), bajo su dirección la EPEL ya acumuló una deuda importante de 4 o 5 millones de euros. Y durante esos años no había crisis que excusara aquel déficit. A saber qué habría pasado si el mismo San Ginés hubiera seguido al frente de los Centros estos años en los que el número de entradas decreció sustancialmente.

DIMAS MARTÍN

El PIL, o lo que es lo mismo, Dimas Martín, también tiene bastante que decir en este asunto. Muchos de los intocables de los Centros fueron en su día colocados por el jefazo insularista. Algunos no saben hacer la o con un canuto, lo cual quiere decir que ha habido que emplear a otros para hacer su trabajo. Cuando se dice que Dimas creó escuela, o que condicionó la política insular sobre manera, no se dice en vano, tanto en los Centros como en INALSA Dimas marcó el camino a seguir que otros continuaron, u obligó a otros a pagar sus pecados. Algún día seremos conscientes del daño que hizo Dimas a esta isla.

En definitiva, que entre unos y otros han convertido una empresa que otrora era una fuente de ingresos extra notable para Lanzarote en otro agujero negro más por el que desaparece todo lo que los turistas dejan en sus taquillas. ¿Renovación? Aquí lo que haría falta, más bien, es una buena revolución.

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