Tomás J. López, Arrecife de Lanzarote
Cuando en la madrugada del pasado 23 de mayo terminó el recuento de los votos al Parlamento de Canarias, el Partido Socialista liderado por José Miguel Pérez encajaba un resultado histórico: nunca, en las 8 elecciones que se cuentan en las Islas desde el comienzo de la etapa autonómica había conseguido el PSC-PSOE un número de parlamentarios tan bajo, con tan solo 15 escaños en la Cámara de la nacionalidad.
Sin embargo, la caprichosa aritmética parlamentaria, entre otros, ha convertido ese descalabro -un bajón del 40% en el número de votos, que se tradujo en 11 diputados menos- en un logro político: tras 18 años sin copar poder autonómico los socialistas canarios entraban a formar parte del Gobierno de Canarias a raíz del pacto firmado con Coalición Canaria el pasado 20 de junio.
Desalojados de instituciones clave del Archipiélago, como la alcaldía de Las Palmas o el Cabildo de Gran Canaria, y con fuertes descensos en islas de gran implantación como Lanzarote, donde pasaron de primera a tercera fuerza política, buena parte del engranaje socialista canario se ha visto alejado de un poder local en declive para poner sus expectativas en las áreas de Gobierno que han quedado en manos del PSOE: Educación, Universidades y Sostenibilidad, con el Vicepresidente José Miguel Pérez al frente; Presidencia, Justicia e Igualdad, dirigida por Francisco Hernández Spínola, y Empleo, Comercio e Indutria liderada por Margarita Ramos Quintana.
Las tres consejerías con que el PSC-PSOE cuenta en este Gobierno, frente a las cinco de Coalición Canaria -a la que se le suma la Presidencia del Gobierno, que conserva adscrita el área de turismo- no ha permitido a los socialistas canarios llevar a cabo la política de equilibrismo interinsular que sí ha intentado mostrar Coalición Canaria -con un tinerfeño, una grancanaria, una lanzaroteña, un palmero y un majorero ocupando cada una de las consejerías que le han sido designadas-.
El nombre de Manuela Armas ya sonó en ciertos círculos para ocupar la Consejería de Empleo, pero finalmente se apostó por el perfil técnico de la catedrática de Derecho Laboral de la Universidad de La Laguna Margarita Ramos. Por tanto, el peso de las organizaciones insulares estaba previsto, en el caso socialista, que se dejase notar en los cargos intermedios de la administración autonómica, donde finalmente la lanzaroteña Armas se ha hecho con la viceconsejería más potente de las que forman la «porción» socialista de la «tarta» gubernamental: Educación.
Será Armas por tanto el rostro visible del PSOE lanzaroteño en el nuevo gobierno en una viceconsejería clave y fuerte, al mismo tiempo que especialmente compleja debido a las deficiencias del sistema educativo canario -alta tasa de fracaso escolar y mala clasificación en los principales parámetros educativos-, agrabadas por un recorte histórico que en los pasados presupuestos de la Comunidad Autónoma llegó al 9% del total de Educación respecto al ejercicio anterior
Perfil político de la viceconsejera
Manuela Armas, arrecifeña de 59 años, es maestra de profesión. En las lecciones de 1999 concurrió como número 2 por Coalición Canaria en las listas al ayuntamiento de Arrecife, en una candidatura encabezada por José María Espino, a quien casualmente había desbancado de la alcaldía capitalina Cándido Armas -hermano de Manuela- 4 años antes. Espino lideraba en 1999 la candidatura nacionalista tras su salida del PSOE, partido con el que había gobernado la ciudad desde 1983.
El llamado «pacto por Lanzarote», que pretendía aislar al PIL en las principales instituciones insulares, congrega a CC, PSOE y PP, llevando a Manuela Armas a lograr la alcaldía de Arrecife tras la salida de José María Espino por sus diferencias con el que había sido su partido, el PSOE. Armas será alcaldesa de la capital hasta 2000, cuando se defina un nuevo pacto local con PIL y PSOE como protagonistas.
En las elecciones de 2003 Armas encabeza ya la lista del PSC-PSOE al Parlamento de Canarias, donde ejerce como diputada hasta 2007 en varias comisiones, entre ellas la de Educación. En ese último año lidera la candidatura socialista al Cabildo de Lanzarote, haciéndose con la presidencia al convertirse su partido en la primera fuerza política de la isla. El pacto con el PIL de Fabián Martín la mantendrá en ese cargo hasta el estallido de la Operación Unión, en mayo de 2009, cuando queda en minoría al expulsar a los insularistas del grupo de Gobierno.
El pacto PIL-CC-PP-PNL que convertiría a Pedro San Ginés en presidente desbanca a Armas de la presidencia en octubre de 2009. Desde entonces la labor en la oposición de Armas y de su «número 2» en el Cabildo -y al mismo tiempo Secretario General de los Socialista lanzaroteños – Carlos Espino, será especialmente frentista respecto a los nuevos «inquilinos» del gobierno insular, a los que en varias ocasiones vinculó con las tramas corruptas que sacudían el panorama político e institucional de la isla, así como con los poderes económicos ligados al desarrollismo turístico cuyas instalaciones hoteleras han sido declaradas ilegales por los tribunales de justicia.
Sus principales iniciativas durante su etapa como presidenta del Cabildo fueron la elaboración del Plan de Desarrollo «Lanzarote Sostenible», que se presentó en 2007 como hoja de ruta para transformar el modelo de desarrollo socio-económico de la isla, así como la iniciativa legislativa presentada en 2009 -al final de su mandato y ya en minoría- que pretendía dar salida legal a la situación de los hoteles con licencias anuladas en Lanzarote bajo la premisa de la compensación al interés general.