Le faltó tiempo a Antonio García, de La Opinión de Lanzarote, para ponerme de tarugo para arriba. Mi pecado, escribir un comentario bajo el artículo firmado por Delia Cabrera, en el que, entre otras cosas, decía que escribir artículos bajo seudónimo no es valiente. La mayor parte del comentario lo transcribió Antonio Garcia en su propio artículo, juzguen ustedes si merece semejante respuesta por su parte:
Es lo que tiene el populismo mezclado con la superioridad moral, que puede transformar en tarugo a cualquiera que vaya de leído. Con independencia de las circunstancias, se fija una raya. A un lado, los buenos, y al otro, los malos. No caben medias tintas, no se admiten ambigüedades. Con ellos o contra ellos. […] ustedes no quieren transparencia, lo que anhelan es establecer una dictadura. La dictadura de los guays y de los que se peinan cojonudamente.
El título con el que encabeza su escrito es significativo: «Ni les tosas». Aunque no fuera su intención, parece bastante evidente que tal enunciado resume el significado de su entrada a la perfección. Ni se te ocurra meterte con uno de los nuestros, porque ya sabes lo que te va a pasar, que te dedicamos un artículo tachándote de superior moral, dictadorzuelo de tres al cuarto, populista, tarugo…
Y es que así es como conciben algunos la crítica. En un sólo sentido, el que va de ellos a los demás, sin reciprocidad posible. Cuando ellos escriben sus críticas, se trata de edificantes ejercicios democráticos en aras de la libertad; cuando las reciben, quienes las esgrimen pretenden tener la verdad suprema, buscan silenciarles, acosarles, coartar sus derechos fundamentales.
Es más o menos lo que viene a decir también Antonio Coll en el artículo que afirma compartir plenamente su tocayo de La Opinión. Algunos no opinamos, no criticamos como hacen tan noblemente ellos… pretendemos tener la razón absoluta. Y punto, no toleramos réplicas. A la vista está que nuestro éxito en tal sentido es tremendo. Nadie osa tosernos. Jamás recibimos crítica alguna, nunca hay comentarios bajo nuestros artículos contradiciendo lo que escribimos. Ningún medio publica media palabra llevándonos la contraria. Nunca. El mayor ejemplo lo tenemos en Lanzarotelandia. Tanto en facebook, como aquí en nuestra web, ¿cuándo se ha vista que dejemos pasar la menor crítica contra nuestros comentarios?. Nunca, ¿verdad? No como Lancelot, que como todo el mundo sabe es un medio que se caracteriza por dar voz a todo tipo de opiniones contrarias a las de los propios dueños.
Llevo años leyendo artículos de opinión. Prensa local, regional, nacional, extranjera…, da igual. Todos ellos tienen un denominador común, expresan la verdad subjetiva de su autor. Su verdad. Y es que de eso va la opinión, de eso se trata, de mostrar tu punto de vista, tu verdad, sobre cualquier tema que te preocupa o te interesa. ¿En qué momento esas legítimas opiniones se convierten en intolerables demostraciones de superioridad moral o pretensiones de verdad absoluta? Yo de verdad que no lo sé, tal vez alguien me saque de dudas en los comentarios bajo esta entrada.