El debate sobre la conveniencia de explotar un supuesto yacimiento petrolífero que se encuentra a escasos kilómetros de la costa de Lanzarote ha vuelto con fuerza los últimos meses. Marruecos, aprovechando un acuerdo con el Estado español francamente perjudicial para Canarias, en cuanto concede al país norafricano plena propiedad sobre aguas practicamente pegadas a nuestra costa, ha llegado a un acuerdo con una petrolera australiana para explotar dicho yacimiento.
Esta circunstancia está siendo alegada por quienes consideran que, ya que el mal es, según ellos, inevitable, en lugar de denunciar o luchar contra la impostura, deberíamos también meter la mano en el zurrón para ver si pillamos algo.
Sin embargo, hablar de debate es casi decir demasiado. A excepción hecha del Partido Popular, eterno y tradicional defensor de la explotación, el resto de partidos y colectivos civiles de Lanzarote han mostrado sin ambages su postura contraria. Y es que para una isla como Lanzarote, jugar con el petróleo es jugar con fuego. Los accidentes no son infrecuentes en las plataformas, y bastaría uno no demasiado grave para echar a perder nuestras playas durante años enteros, lo cual ni decir tiene que nos dejaría a los habitantes de la isla en una situación tremendamente complicada. Eso por no hablar de la catástrofe medioambiental o las consecuencias que sufriría nuestra agua potable, que extraemos en un 99% del mar.
No obstante, hay algunas personas que ostentan puestos de gran responsabilidad, como José Manuel Soria, ministro de Industria, que parecen totalmente determinados a sacar adelante la cuestión. Y lo preocupante es que la oposición que está encontrando no está siendo todo lo importante que la gravedad del asunto sugiere. De hecho, la defensa de nuestros intereses hasta ahora ha venido principalmente de un partido alemán, nada menos, Los Verdes de Alemania, que han elevado al parlamento europeo algunas preguntas sobre lo que piensa hacer Marruecos junto a nuestra costa.
Cabe recordar que la corteza continental sobre la que nos encontramos está literalmente viva. Las islas Canarias son de naturaleza volcánica. Lanzarote, concretamente, se encuentra en situación de permanente actividad, como así lo atestigua el parque nacional Timanfaya, donde no hace falta escarbar mucho para encontrar el calor de la Tierra. Y es aquí donde quieren plantar sus plataformas. Unas plataformas cuyos dividendos serán en su mayor parte para la compañía explotadora, o en el mejor de los casos para unas instituciones gobernadas por personas poco confiables, sobre las que no hay ninguna garantía de que vayan a utilizar dicho dinero en beneficio de la comunidad. En cualquier caso, ningún dinero podría hacer frente el daño permanente que un derrame masivo de petróleo nos causaría.
Más información sobre esto la podemos encontrar en un blog de reciente creación dedicado a denunciar exclusivamente estos hechos. El petróleo se cierne negro y pringoso sobre nuestras cabezas, si dentro de unos años un accidente en una plataforma destruye nuestro futuro, pesará sobre nuestras conciencias lo que hoy hayamos dejado de hacer por evitarlo.
Blog No Oil Canarias: http://no0ilcanarias.wordpress.com/