¿Si tú tuvieras un mensaje importante que transmitir y pudieras dirigir una película de presupuesto multimillonario para hacerlo, cómo lo harías? ¿Con grandes actores, cuidadas escenas y esmerado e inteligente guión, o con estrellas populares, tramas simplonas que no despisten y la típica parafernalia taquillera hollywoodiense de persecuciones, explosiones, chico/chica y tiroteos varios? Creo que Niccol se hizo esta pregunta, y es obvia la conclusión a la que llegó. Acertadamente, desde mi punto de vista. El director de Gattaca no es sospechoso de no saber hacer buenas películas, pero este no era el momento.
Es normal que no guste a muchos de los que dejan sus críticas aquí (nota: esta opinión fue enviada a la web filmaffinity). Siguiendo con el retrato de clases que nos sugiere In Time, la mayoría de las personas que pueden permitirse pagar una entrada de cine, disponen de internet y cuentan con el tiempo y las ganas para hacer sesudas críticas cinematográficas pertenecen todas a las zonas más privilegiadas del mundo. Las zonas en las que habitan aquellos a los que les sobra el tiempo.
Lo que nos está narrando esta película es una nada sutil metáfora del mundo que habitamos en estos precisos instantes, no en un futuro lejano. El tercer mundo, que aglutina las tres cuartas partes de la población mundial, está repleto de personas que por el simple hecho de haber nacido ahí están condenadas a vivir y permanecer en la misera. Hacinados en urbes opresivas, obligados a trabajar 18 horas al día. Sin irnos tan lejos, en lo que podrían ser las zonas 10 y 11 de In Time (Grecia, Italia, Portugal, Irlanda, España…), gobiernos democráticos están siendo intervenidos, se está desahuciando a familias de sus casas, y a los padres que avalaron con sus propias viviendas. Antes pagabas un piso con 18 sueldos, hoy necesitas 100. Desde que el euro existe la capacidad adquisitiva de los ciudadanos europeos ha caído en picado, aunque mientras tanto los ricos son cada vez más ricos.
No es ciencia ficción, está pasando ahora mismo, mientras lees esto ¿y todo para qué? ¿por qué? ¿acaso las cosas no podrían ser de otro modo? ¿acaso no tenemos tecnología suficiente para que el planeta entero sea alimentado y cobijado en dignas viviendas con acceso a luz y agua, sin necesidad de esclavizarnos en trabajos cada vez más precarios? Si.
Lo que ocurre es que para que unos pocos vivan como señores inmortales (multimegamillonarios, en nuestro caso), el resto ha de vivir en sucesivos escalafones de miseria. Porque aunque el mundo es suficiente para satisfacer las necesidades de todos, jamás basta para saciar la avaricia de quienes se sitúan en lo más alto de la pirámide. Lo que nos está describiendo la película In Time no es una distopía imaginaria más o menos ingeniosa, sino el sistema capitalista que rige nuestras sociedades aquí y ahora.
Y no, no será una gran película, al menos en el sentido clásico. Pero el mensaje ha sido transmitido, que era de lo que se trataba.