Nadie podría imaginar hace 87 años, cuando un grupo de canarios emigrados de ideas independentistas fundaron en La Habana, Cuba, el Partido Nacionalista Canario (PNC), que hoy, en plena campaña electoral para las municipales de 2011, una de las imágenes que más se prodigarían por una ciudad como Arrecife fuese la de su candidato a dicha alcaldía. Pero lo verdaderamente asombroso es que nadie se lo pudiera figurar tampoco hace escasamente un mes.
El PNC ha pasado de la práctica inexistencia, sin apenas base social, militancia escasa y presencia pública y mediática ínfima en Lanzarote a ser uno de los partidos más nombrados y más visibles de la campaña. El hecho es aun más sorprendente teniendo en cuanta que el PNC presenta muy pocas candidaturas para estas elecciones, ya que concurre a la mayoría de las instituciones (entre ellas los cabildos, el Parlamento de Canarias y muchos municipios de las islas) de la mano de Coalición Canaria, federación de la que formó parte al fundarse la misma, en 1993, abandonándola más tarde, en 1998.
No es ese el caso del ayuntamiento de Arrecife, donde el PNC presenta candidatura y de qué manera. Eduardo Spínola Francés, del Grupo Spínola, uno de los empresarios más influyentes de Lanzarote y expresidente de la Cámara insular de Comercio, anunció el pasado 13 de abril que encabezaría la lista de la formación nacionalista para luchar por la alcaldía de la capital de la isla.
Antes se había dejado querer por el PIL, tanto que el presidente de la formación insularista, Fabián Martín, se apresuró a dar la noticia de las conversaciones en un desayuno con periodistas celebrado en Costa Teguise a comienzos de año. El PIL quería a Spínola para encabezar y «dar otro aire» a su lista al ayuntamiento capitalino, después de una legislatura en la que solo una de las concejalas pilistas designadas al inicio del mandato ha mantenido su acta, debido a los casos de corrupción, desavenencias internas y renuncias.
Finalmente Spínola rechazó la oferta insularista, pero su rápida recalada en el PNC evidenció que era intención del empresario concurrir a las elecciones en Arrecife, municipio en el que, por otra parte, el grupo empresarial familiar del que es miembro destacado tiene importantes intereses comerciales. En el PNC Eduardo Spínola ha podido encontrar un partido más «a su medida», puesto que ha sido gracias a él que un partido casi testimonial se ha revitalizado debido al inesperado interés alcanzado por la formación así como por la gran cantidad de medios materiales con los que cuenta para esta campaña, tal y como se ha podido dejar ver por las calles de Arrecife en los últimos días, a diferencia de anteriores comicios.
En las últimas tres semanas ha sido habitual ver en medios impresos y digitales noticias referidas a anuncios electorales efectuados por el PNC, una formación que, sin representación en las actuales instituciones, difícilmente gozaría de tal cobertura mediática si no fuese por su «candidato estrella». Queda la duda de si la publicidad ofrecida por comercios o centros ligados a Spínola, visiblemente habitual en algunos de los principales medios de comunicación insulares, pudiese influir sobre estos o si bien el propio nombre del candidato tiene el suficiente interés público como para despertar la atención del lector.
Mención aparte merece la relación directa que medios como Diario de Lanzarote.com o determinados espacios de la programación de 9 Radio y 9 Televisión (antes grupo Las Arenas) mantienen con el empresario local, estando este entre sus principales precursores y financieros. En estos casos se ha observado una cobertura mediática aun mayor.
Spínola y la política
Al contrario que en países como EE.UU., algunos de América Latina o la mísmisima Italia, con el magnate de la comunicación Berlusconi, no es habitual en nuestra esfera política ver inmiscuidos de manera tan directa a grandes fortunas, ya sea a nivel local o nacional.
Sin embargo, a nadie se le escapa la influencia que ejercen los más poderosos empresarios sobre el ámbito público a través de su vinculación económica con determinados partidos a los que financian, así como mediante el control de medios de comunicación.
Al igual que otros grandes empresarios lanzaroteños, como Juan Francisco Rosa, Eduardo Spínola ha intervenido en los últimos años en el panorama mediático insular desde donde ha dejado notar la defensa de sus intereses empresariales. En el caso de Spínola, fue importante su apuesta mediática durante las últimas elecciones municipales, en 2007, cuando financiaba el grupo editorial formado por Canal 6-Localia Lanzarote, Canal 6 Radio y Diario de Lanzarote.com. En esos meses resultó especialmente virulenta la «guerra» mantenida entre este grupo mediático, al que se quiso vincular con el Partido Socialista, y el grupo editorial Lancelot, que siempre dio más cobertura a Coalición Canaria, a cuentas de la construcción y pretendida inauguración del centro comercial «Argana Centro». En aquella ocasión se evidenció como política, grupos empresariales y medios de comunicación afines parecían formar dos ejes a la gresca en defensa de intereses particulares.
Ahora, en este 2011, Spínola es cabeza de lista por el PNC a la alcaldía de Arrecife, partido en el que el empresario asegura haber encontrado «a gente seria y con ganas de trabajar». Ante la irrupción del gran empresario en la política institucional hay quienes mantienen sus dudas sobre si el poder político estará más supeditado al poder económico de lo que ya es habitual en un sistema de liberalismo sin cortapisas como en el que nos encontramos inmersos. En otros casos la valoración es positiva, dando a entender que un empresario de éxito está en mejores condiciones para extrapolar sus «recetas» económicas al ámbito público. Hay quienes observan un intrusismo desmedido del gran capital, que pervierte el sentido igualitario que debería tener una designación democrática. Mientras, desde otros ámbitos se habla de la «valentía» de un empresario que deja de dedicarse exclusivamente a su lucrativa esfera privada para interesarse por lo público. Lo que parece evidente es que dinero y política son dos conceptos que cada vez estrechan más lazos. A pesar de todo, por lo pronto, el voto sigue siendo gratis.