Saber venderse

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No era especialmente atractivo, ni se comía la cámara, más bien la rehusaba, pero precisamente esa relativa irritación le hacía interesante ante un público que se desconcertaba ante un presentador anodino,   un presentador con estilo propio. Su éxito consistía en su ausencia de teatralidad, porque lo que resultaba irritante y a la par tan hipnótico era  ver en la televisión a un tipo tan seco y, en ocasiones, tan ausente. Un fan le preguntó en una ocasión si era en su vida privada como se vendía en la televisión y como le vendía su audiencia, es decir, un tipo raro. Él contestó: “Yo no me vendo, sencillamente gusto o no gusto”. Hace tiempo que me acuerdo de esta ficción cuando escucho hablar de que ahora es esencial saberse vender. Pero, ¿Significa esto que hay que ser quién no se es  o mostrar únicamente nuestra parte más vendible? Dicen que si nos exponen al microscopio nadie está exento de que se le encuentren defectos y sin embargo ¿Por qué los aceptamos tan mal o los obviamos si sabemos que los demás tampoco son perfectos?  Viendo la serie “Mad Med” (altamente recomendable) me quedo con la idea de que para vender el producto, siempre  hay que conocerlo bien. Si se trata de sacar provecho de nosotros mismos el primer paso sería describirnos y hacer una distinción entre como me veo yo y como me ven. Por último, tendríamos que diferenciar con claridad entre personaje o persona, sería de locos que nos mostráramos durante todo el día tal y como lo hacemos en el trabajo donde resulta más eficiente estereotiparnos para que cada uno desarrolle su papel. Ahora bien, ¿Cómo sé que la imagen que proyecto es la más adecuada? En este sentido, la solución pasa por que los demás, ante los que nos exponemos, nos lo digan. Aunque, no siempre estamos preparados para la crítica, ni para la sinceridad,  porque tendemos a molestarnos, e incluso a entrar en crisis, y a utilizar el salvavidas: “Yo soy como soy y si no te gusta te aguantas”. En ese momento, posiblemente hayamos perdido un “cliente” y la oportunidad de vernos reflejados en el espejo que proyectamos y que, nos guate o no, es lo que también nos hace ser como somos.

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