Por lo que más quieran, echen a Dimas

En unos comicios desilusionantes como pocos, hay que buscar alicientes debajo de las piedras. La posibilidad de echar a Dimas de las instituciones, aunque remota, no es desconsiderable. Vale la pena mantener

Tanto Juan Ramírez como Dimas representan el ejemplo perfecto para demostrar por qué hay que desechar la presunción de inocencia de los discursos políticos.