Una bandera que nos represente

4 minutos de lectura

Últimamente estoy más cercano a la idea de una Canarias independiente de lo que lo estuve en toda mi vida. Cuatro años de mayoría absoluta del PP han conseguido que valore la posibilidad de forma muy seria.

Todas las colonias del mundo lucharon por su independencia cuando la tiranía de las metrópolis se hizo demasiado exagerada y evidente. Y eso es justo lo que ha pasado estos cuatro años en Canarias. Hemos visto disminuir nuestros derechos y libertades de forma abrumadora semana tras semana, mes tras mes, siendo la imposición de las prospecciones petrolíferas el golpe definitivo que para muchos quebró al menos parte del vínculo entre Canarias y España, nunca antes tan cuestionado como en estos momentos.

Sin embargo sigue habiendo algo que, al menos a mí, me aleja de la mayoría de independentistas canarios. Su bandera. Y digo «su», porque realmente no la siento como propia. La bandera diseñada por Antonio Cubillo, amigo de ese otro nefasto personaje que fue José Rodríguez (director de El Día hasta que falleció), no me representa y nunca me representará.

Los símbolos son poderosos. Dan fuerza a quienes los usan… pero los símbolos también se alimentan de quienes los portan. La esvástica, por ejemplo, es un símbolo antiquísimo, pero bastó que lo usaran los nazis unos pocos años para convertirlo en sinónimo del mal.

Con la bandera de las siete estrellas verdes pasa lo mismo. Yo me crié con esa bandera, viéndola a mi alrededor constantemente. Y para mí no representa libertad, ni independencia, ni nada noble en absoluto. Esa bandera es la bandera de Dimas, del cangrejo, de Reyes, de Coalición, del PIL, del PNL, de toda esa mafia que tanto daño hizo, usando el populismo nacionalista para enriquecerse vilmente. Cuando miro esa bandera lo que yo veo es corrupción. Veo garbanzadas, mentiras contadas una y otra vez para conseguir unos cuantos votos que les permitieran hacer y deshacer a su antojo.

No me pidan ahora que olvide todo eso y acoja ese símbolo como garante de libertades y un futuro digno y mejor. Es imposible.

Entiendo que en otros lugares de Canarias no existan esas reminiscencias, o que mucha gente no lo vea como yo lo veo. Entiendo eso que dice ANC de «apropiarnos de los símbolos que otros usaron mal». Pero los símbolos no funcionan así. Los símbolos tienen que ver con las entrañas, con las emociones, con los sentimientos. Cuando una persona, a fuerza de experiencias, asocia una imagen con una idea o un sentimiento, esa relación perdura por siempre.

Al fin y al cabo la bandera de Cubillo tiene apenas 52 años… ¿qué es eso? Nada. ¿Por qué no podemos crear algo nuevo, sin toda esa contaminación, que sirva para unirnos a partir de ahora en torno a una idea poderosa? Pienso que vale la pena pensar en ello.

Espacio para la información libre y comprometida en torno a Lanzarote y lo que nos rodea y afecta. Sin la certeza de poseer la verdad, siempre abiertos a otros puntos de vista. Envíanos tus escritos a lanzarotelandia@gmail.com

Historia anterior

El problema del tres por ciento

Historia siguiente

La destrucción del Patrimonio de Arrecife como estrategia

Lo último de Blog