Como en otras ocasiones, lo que podía haber quedado como un hecho espontáneo y sin conocimiento fuera de la zona del suceso ha comenzado a «rular» por Internet y las redes sociales hasta que hace minutos algunos de los grandes rotativos del Estado han terminado haciéndose eco. Algo similar a lo ocurrido tras la brutal carga de la policía autonómica catalana del 27 de septiembre en Barcelona o la de la policía nacional española contra los «indignados» de Valencia el 9 de julio. La diferencia en esta ocasión es que no se han visto porrazos y en las imágenes no se observa escenas de violencia descontrolada. Y que quienes han tenido que retroceder en esta ocasión han sido las dotaciones policiales.
Ocurría en la tarde de ayer, hacia las 20.30 horas, en el céntrico barrio madrileño de Lavapiés, una de las zonas de la capital del Estado con mayor nivel de integración de su numerosa comunidad inmigrante. Según testigos presenciales, miembros del Cuerpo Nacional de Policía estaban llevando a cabo controles de identidad selectivos en la zona del Metro de Lavapiés. Los controles de identidad «masivos, programados y selectivos» hacia personas que por sus rasgos físicos pudieran parecer extranjeros han sido denunciados en varias ocasiones por asociaciones de inmigrantes de Madrid, una fórmula de actuación policial que ha sido criticada también por organizaciones solidarias como Cáritas y hasta por instituciones como el Defensor del Pueblo en Andalucía.
Pero en esta ocasión, lo que estaba llamado a convertirse en un acto rutinario terminó en una espontánea protesta contra esta práctica policial por parte de vecinos, en su mayoría jóvenes y españoles, junto a algunos extranjeros, que se fueron concentrando en las inmediaciones de la boca de metro de la Plaza de Lavapiés para frenar lo que consideran «controles racistas». Según algunas fuentes, varios de ellos se dirigían a tomar en ese momento el suburbano para acudir a una asamblea convocada en la Puerta del Sol por el movimiento 15M.
Al grito de «somos vecinos, no somos delincuentes«, «ningún control sin contestación», «fuera del barrio», «ningún ser humano es ilegal» y «vergüenza, vergüenza» las decenas de vecinos con las manos en alto han hecho retroceder a las unidades policiales a lo largo de la calle Valencia de la capital española. El altercado finalizaba unos minutos más tarde entre los aplausos de los convocados al grito de «esto es dignidad».
La versión de los medios
A pesar de que las imágenes de que se dispone no muestran escenas de gran brutalidad como las que se han vivido en otros episodios relacionados con las protestas del movimiento 15-M, casi siempre debido a la fuerza empleada por las fuerzas de seguridad, algunos medios de comunicación se han hecho eco de supuestas acciones violentas en lo ocurrido ayer en Lavapiés.
Así, el diario ABC señala en el rotativo de hoy que «la labor policial fue contestada con cierta violencia por parte de los descontrolados, que zarandearon los coches de los agentes», asegurando que «a punto estuvo de desembocar en una batalla campal«. El periódico no ha dudado en catalogar a los concentrados como «muchedumbre envalentonada». Otros medios, como «El País» o «Público», han citado tanto a fuentes presenciales como la versión policial.
Mientras, la derecha mediática de «La Razón» y el grupo Intereconomía apenas han señalado lo sucedido -el primer rotativo no lo menciona a la hora en la que se elabora este artículo y el segundo se hace eco en un muy segundo plano mediante el despacho de la agencia EFE-.
Precisamente en la información publicada por la agencia EFE, donde se citan fuentes policiales, se asegura que los hechos se iniciaron al intentar un ciudadano africano entrar en el metro sin el debido billete de pasajero, tras lo cual varios agentes requirieron su documentación y, al carecer de ella, se le conducía a una comisaría para su identificación. Otras fuentes, así como distintas versiones que han corrido a través de la red de Internet, han señalado que se trataba de un control selectivo en el que se detuvo a un senegalés.