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Lanzarotelandia.com
Ya se sabe que los vicios siempre acaban contagiándose. Así que a fuerza de seguir las andanzas de nuestros políticos a nosotros también se nos han quitado las ganas de currar. Además, ya son bastantes los calores como para cogerse mayores calenturas leyendo la prensa diaria. De modo que durante el próximo mes haremos como la mayoría: pasar de todo, mantenernos bien desinformados y tratar de conservar cierta apariencia de satisfecha felicidad a base de hacer como si la mierda que nos rodea no existiera. No debe ser tan difícil. Qué demonios, suena hasta divertido.
Nos tomamos esta primera toma de contacto como tal, conscientes de que tenemos que mejorar en muchos aspectos, pero contentos por la acogida en general. Cuando volvamos, y esto es una amenaza, lo haremos con renovados y mejorados contenidos y secciones. Un mes de lobotomización ociosa y playera debería ser suficiente para captar ese georgedanndismo tan apreciado por las masas. Diversión y evasión a raudales es lo que triunfa entre los medios de comunicación. La peña no quiere que les amargues con cotidianas miserias; sino entretenimiento y diversión. Finales felices, bellas historias de amor, cotilleos de famosetes, partidos de fútbol…
¿Dónde aprende uno estas cosas? ¿Dónde se adquiere el espíritu de lo banal? ¿Dónde el apreciado y siempre amigable conformismo respecto a lo que hay? Obvio. En ese templo de la sabiduría popular, esa academia de academias, ese santo sanctorum de la enseñanza, cuyo campus se encuentra repartido entre la televisión, las radiofórmulas, los periódicos deportivos y las revistas del corazón: Hablamos de la universidad de la vida.
Ahí es donde vamos a ver si nos matriculamos este veranito, entre ola y chapuzón. Se nos hace la boca agua sólo de pensar en las miles de visitas diarias que conseguiremos si acabamos licenciándonos, empapados del saber compendiado en fenómenos como las mamá chicho, king áfrica, reggetones varios, el tomate, crónicas marcianas, 40 principales, chiquito, operación triunfo, gran hermano…, y un largo etcétera.
Eso sí, debemos reconocer que en Lanzarotelandia nunca hemos sido destacados alumnos, por lo que es posible que después de todo en Septiembre volvamos con más de lo mismo, dando caña y denunciando a nuestra manera las desquiciadas decisiones políticas y las escandalosas carencias que padecemos. A lo mejor no tenemos tantas visitas, pero al menos durante el proceso creativo nos quedamos a gusto. Oiga, no es cosa despreciar el poder terapéutico de los desahogos.
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