A lo tonto, ya han pasado casi seis años desde que decidimos crear esta web. Seis años en los que hemos vivido de todo, incluido una imputación por publicar parte del sumario de la Operación Unión (hecho del que presumimos siempre que tenemos ocasión). Durante este tiempo, hemos rehecho el diseño en tres ocasiones, y cada una de esas veces nos sirvió como revulsivo para seguir publicando, después de un período de inactividad por falta de tiempo, motivación o ambas cosas a la vez. Esperamos que este cuarto lavado de cara suponga también un revulsivo tanto para nosotros como para quienes puedan estar interesados en participar con nosotros leyendo lo que escribimos, valorando los artículos o colaborando de cualquier otra forma.
Lanzarotelandia sigue siendo lo que fué. Un lujo, un capricho personal, el antojo de quien siente la necesidad de poder escribir lo que le da la gana, como le da la gana y cuando le viene en gana. Por eso creamos esta web y por eso sigue existiendo.
Por supuesto que, en este plan, Lanzarotelandia jamás será un negocio. Ni falta que hace. Durante un tiempo nos planteamos la posibilidad, pero ya no. Escribir libremente en Lanzarote sobre política, empresas, personajes… difícilmente llegará a ser un negocio nunca.
Pero a pesar de lo dicho antes, tenemos ambiciones respecto a lo que nos gustaría que fuera Lanzarotelandia en esta nueva época: Un medio que empodere a la gente. Una web que recoja el sentir de los ciudadanos de la Isla respecto a sus políticos, sus empresarios, sus comercios, sus artistas, etc, etc… con esa idea hemos refinado el sistema de valoración de los usuarios e incluído un formulario para que cualquiera nos envíe sus denuncias o artículos. Nos gustaría que Lanzarotelandia no fuera simplemente la web de un par de personas que dicen lo que se les antoja, sino que reflejara muchas más opiniones y puntos de vista. Como decimos, esa es nuestra ambición, y con esa idea en la mente renacemos.